UNA torre medieval del siglo XIV, la Torre de Salazar, en Portugalete, acoge en sus entrañas al restaurante del mismo nombre, que comienza una nueva andadura de la mano de su nueva gerencia. Conservando la estructura original, con paredes de piedra y artesonado de madera, y rodeando al conjunto con una cristalera, brinda un comedor para 45 personas, coqueto y acogedor a partes iguales.
En este marco histórico, el comensal puede optar por la carta o por un menú del día entre semana, con unas vistas impresionantes al Puente Bizkaia (Patrimonio de la Humanidad) y a Getxo por un lado, y a la basílica de Santa María, por el lado opuesto, joyas emblemáticas de la localidad.
Basándose en una cocina tradicional y de mercado, el producto de calidad y los pescados frescos son las claves de una propuesta que incluye un toque innovador en los postres, como es el caso del chocolate wasabi.
En carta requieren especial mención el arroz con mejillones, el salmón marinado y la selección de pescados del día, que pueden contemplarse en un expositor justo antes de la entrada al comedor.
Para regar como se merece cada plato de la carta, su vinoteca atesora más de 90 referencias de vinos a precios equilibrados, con objeto de hacerlos asequibles al cliente.
En la sobremesa, como broche de oro al ágape se recomienda visitar la torre medieval, asentada en un lugar estratégico desde donde se domina la desembocadura de la ría del Nervión y hoy convertida en sede de un museo que muestra la historia de Portugalete.
De la mano de empresarios portugalujos, la aportación gastronómica del restaurante Torre Salazar se puede complementar con una oferta de alojamiento a los pies del Puente Bizkaia, en el Gran Hotel Puente Colgante de Portugalete, y si se desea, con una experiencia gastronómica surcando la ría en el bote Nautic Gourmet. Todo lo cual conforma una experiencia de gastroturismo colaborativo en la villa portugaluja.