eL puerto viejo y arrantzale de Bermeo da tanto carácter a la localidad costera vizcaina que en un paseo por su casco viejo, sus calles intrincadas y plazas hacen respirar a quien se acerque su ambiente marinero. Cada rincón y cada paso dado hacia la Torre Ercilla, donde se ubica el Museo del Pescador, o las iglesias de la villa, con el tempolo Santa María a la cabeza, huele a salitre.

Rodeado de lugares espectaculares como la isla de Izaro, el cabo de Matxitxako y el sin par San Juan de Gaztelugatxe, Bermeo, ubicado en la comarca de Busturialdea y en las faldas del monte Sollube, pasa por ser una de las localidades vizcainas con mayor encanto, además de uno de los principales puertos pesqueros de Euskal Herria. Su sabor e historia marinera impregnan todos y cada uno de sus rincones, expandiéndose desde el propio puerto al monumento de Nestor Basterretxea en homenaje a Benito Barrueta.

Perderse por el puerto resulta obligado para disfrutar de sus estrechas casas, pintadas en un abanico amplio de colores, así como para tomar un aperitivo en la zona, cara a los barcos, en establecimientos como Kai Alde y Batun Batun, con sus particulares pintxos y siempre con animación. Tras el primer arreón y con el estómago en su sitio, el paseo puede atreverse ya con la empinada parte antigua de la localidad.

El arco de San Juan, del siglo XIV, nos retrotrae a la antigua muralla que rodeaba la villa, que llegó a tener siete arcos. Y del antiguo casco urbano solo queda en pie la Torre Ercilla, una construcción gótica que se levanta solemne y orgullosa sobre el puerto y que hoy día es sede del Museo del Pescador, ya reabierto tras dos largos años de obras de reforma. Está dividido en 5 plantas y busca mostrar “el modo de vida, costumbres, trabajo y técnicas de los arrantzales” bermeotarras, así como detales sobre la construcción de barcos. También ofrece información sobre la torre, en la que se aprecian algunos elementos defensivos pertenecientes a la época en que Bermeo tuvo hasta 30 torres similares que jugaron un papel defensivo importante.

El casino de Bermeo, con aspecto de palacio francés, también debe incluirse en cualquier ruta por la villa, así como tomarse un descanso en el Parque Lamera. Esta zona verde y el puerto están separados por la Iglesia de Santa Eufemia. Aunque reconstruida a finales del siglo XV, está considerada como el templo más antiguo de la localidad, ya que data del siglo XIII. Es de estilo gótico y fue durante siglos la iglesia en la que los Señores de Bizkaia juraban los Fueros.

Los amantes de los monumentos religiosos no deberían pasar por alto la Iglesia de Santa María de la Asunción, que sustituyó a mediados del siglo XIX a la anterior Iglesia de Santa María de la Tala. A pesar de su “juventud”, quienes saben de arquitectura la destacan como “uno de los mejores ejemplos de arquitectura neoclásica” de nuestro país. Su fachada principal tiene una curiosa forma triangular, al igual que sus columnas. Muchos ven que tiene más similitudes con los templos griegos y romanos que con las habituales iglesias católicos del estado.