cOMO Ortega y Gasset, Eugenia de la Torriente considera que la elegancia “es algo más que un traje o un zapato” bonito; alude a un concepto moral, “una sutil calidad, gracia, virtud o valor” que, como dijo el filósofo, “puede residir en cosas de la más variada condición”. “La elegancia puede estar en la ropa que vestimos, sí, pero sobre todo debería residir en nuestros actos, en la manera de comportarnos, en nuestros sentimientos, ideas, principios...”, destaca Eugenia de la Torriente, periodista especializada en moda y estilo y actual directora de la edición española de Harper’s Bazaar. La elegancia, como ella la entiende, “no se circunscribe a una imagen de un hombre más o menos atildado. Es una forma de moverse por la vida”.
Eugenia de la Torriente ha volcado toda su experiencia y su saber sobre el mundo de la moda en un libro, La elegancia masculina (Debate), en cuyas páginas ocupa un lugar destacado una cita de Ortega y Gasset: “El hombre puede poseer la elegancia en la figura de su cuerpo, pero también en su alma o modo de ser”. Toda una declaración de principios compartida al cien por cien por quien ha escrito lo que pretende ser algo más que un manual de estilo. “Intento explicar lo que las prendas masculinas tienen detrás, su historia, y lo que dicen de quienes las llevan, además de los cambios que ha sufrido el hombre en particular y la sociedad en general durante los últimos siglos”.
armani La autora ha tenido un prologuista de campanillas, Giorgio Armani, uno de los diseñadores que más han contribuido a revolucionar el guardarropa del hombre contemporáneo, un grande de la moda para quien sin personalidad “no hay estilo ni elegancia”. “Un hombre puede ir muy bien vestido y no ser elegante. Y al revés, puede ir no convenientemente bien vestido y ser extraordinariamente elegante”, dice De la Torriente.
Para la autora, “vivimos en un tiempo en el que han quedado obsoletas muchas ideas, muchos pensamientos monolíticos de lo que se debe y no se debe hacer, lo que es elegante y no. Vivimos cada vez más en una sociedad en la que cada uno se construye su propio código de la elegancia”. Algunas veces incluso en contra “de normas establecidas”, normas que, sin embargo, entiende que hay que conocer. De ahí la utilidad de su libro.
Eugenia de la Torriente, como Armani, considera “un imperativo que nadie debería olvidar” la necesidad de conocerse, tener coherencia “variable”, “acorde con cada momento de la vida” y, ante todo, adaptar “la moda a nuestra personalidad”. “El hombre elegante -recalca- no necesariamente es aquel que sigue los dictados de la moda”. Un ejemplo: Cary Grant. “Definió sus propias modas y normas, seguía muy lateralmente lo que se llevaba en ese momento y básicamente se lo apropiaba, pero a su propio estilo”, recuerda.
La moda, según De la Torriente, es un lenguaje “en el que no existe el silencio”, “un elemento informativo más, que es muy importante conocer y que uno puede y debe poner a su propio servicio, al servicio de su propia expresión, de lo que cada uno quiera contar con su atuendo” a los demás.