Cómo ser invitada de una boda y dar el cante

Expectación es poco decir después de la turra que nos había metidola cadena amiga durante meses en todos sus espacios televisivos.Tal es así, que ni en el bautizo real británico se han dado lastortas que aquí por una invitación al enlace. Y todo, por sialguien había estado en una isla desierta e incomunicado (únicasituación posible para no saber del evento), para asistir albodorrio del hermanísimo Janeiro, sí, el que dice que torea,con su novia, la que dice que es periodista, Beatriz Trapote.A golpe de talonario, y claro, por amor, la pareja se dio elsí quiero ante un granado y nutrido grupo de rostros conocidosdel papel couché y realities varios.

Ninguna invitada quería ser la señalada con la cruz en ese díamediático, pero los esfuerzos fueron en vano para algunas féminas,que optaron por enfundarse trajes, tocados y complementos cualárboles de navidad. Señoras, estamos cerca de Adviento, perotodavía no ha llegado la hora de las figuritas, las bolas y lasguirnaldas.

Encajes sacados de cortinas ochenteras, pedrería en vestidospara un look de día, estolas a más de 25 grados, sandalias playeras,tocados exagerados cual carrera de caballos de Ascot y guantesde piel hasta la mitad del brazo tal que Michelle Obama... Ypor si fuera poco, medias de cristal que hacen la pierna comolas muñecas, en diferentes tonalidades. Tenemos las de tono bronceado,pasando por el ¿natural? y llegando al blanco enfermera.

Aquí mostramos unos ejemplos de cómo no hay que dejarse ver enuna ceremonia. Si no, corres el riesgo de arrepentirte al pocoy de llevar el horterismo a las espaldas para siempre, sobretodo ahora que vivimos a golpe de clic.

¡Ay Belén! (Esteban), casi te echamos de menos. Por lo menossabemos de qué pie cojeas...