MADRID. Desde que hace cinco años, en 2007, Miranda Kerr se convirtiera en uno de los ángeles de la firma de lencería Victoria's Secret, esta modelo australiana se ha realizado en lo profesional, con contratos millonarios, y en lo personal: se casó con el actor Orlando Bloom, tuvo un hijo y escribió un libro.
Considerada como una de las modelos más hiperfemeninas del panorama actual, Kerr, de 29 años, está a punto de desplegar sus alas para ser presentada en Madrid como nueva imagen de la firma Mango, sustituyendo así a la británica Kate Moss. Un contrato que hará que su rostro se asome a las calles españolas por el gran despliegue publicitario que desarrollará Mango el próximo 11 de diciembre en el lanzamiento de su nueva campaña.
Pero su vuelo comenzó con tan solo catorce años cuando ganó un concurso de modelos organizado por la revista australiana Dolli. Fue a partir de ahí cuando su fama creció de manera fulgurante, y las ofertas de trabajo comenzaron a llegar. En 2006, tras fichar por Victoria's Secret, pese a ser ya una cotizada top model, se convirtió en una de los rostros más reconocidos por el gran público y centro de atención para uno de los actores más importantes del momento. Y es que, cuando saltó a la pasarela en el desfile de la firma de lencería en 2007, el actor estadounidense Orlando Bloom, sentado en primera fila, quedó prendado de la modelo y comenzó así una relación que en julio de 2010 sellaron casándose en secreto en Los Ángeles. Con este noviazgo, y posterior matrimonio, la expectación que generaba Kerr aumentó en todas las pasarelas y cabeceras de moda en las que aparecía, y su estela se alargó de modelo a celebrity.
De esta unión, en 2011, nació su primer hijo, Flynn, y ya nunca se separó de él, convirtiéndose así en una de las mamás más perseguidas por la prensa gracias a su estilismo, siempre femenino y sexy, y al del pequeño Flynn. A Kerr y su hijo se les puede ver en multitud de imágenes durante sus viajes, ya que la modelo se niega a viajar sin su retoño.