BERLÍN. ¿Quiere invitar a tomar una copa a Lady Gaga? Evite los clubs exclusivos o caros: los gustos de la reina del pop son, también en este campo, particulares. "Prefiero las tabernas pequeñas y algo maltrechas, en las que hay cerveza y whisky", dijo la estadounidense en una entrevista que publica hoy el diario alemán "Bild".

"En la esquina hay una rocola para pasar discos y siempre huele un poco a pis. En esos lugares me siento bien".

La neoyorquina explicó también los detalles que, a su juicio, hacen de su ciudad un lugar único en el mundo. "Salir de un bar a las seis de la mañana con mi novio en año nuevo y comerse unos huevos revueltos con ketchup. O un trozo de pizza en una bolsa de plástico ¡Eso es Nueva York!"

"La ciudad es mi diccionario musical. El ruido de los autos, el chirrido del metro, el repicar de mis tacones altos cuando voy por la calle... estos sonidos son mágicos".

Nacida en Nueva York con el nombre de Stefani Joanne Angelina Germanotta en 1986, Lady Gaga recordó cómo vivió los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando tenía 15 años. "Estaba en la escuela en clase de historia. Las torres cayeron y el humo negro avanzó hacia nosotros. El atentado dejó una cicatriz profunda. Pero Nueva York se hizo aún más fuerte".

Para la extravagante artista, que lleva 75 millones de discos vendidos en todo el mundo, Nueva York sigue siendo el sitio en que comenzó con sus primeros conciertos y alcanzó la fama.

"Aquí la gente está unida por un lazo invisible. Aquí te conviertes en adulto rápidamente. Y tienes que hacerlo".