Washington. Cher nunca se ha despedido del todo, lleva haciéndolo desde la década de los setenta, pero siempre vuelve, y siempre se reinventa. En esta ocasión, no como cantante sino como actriz; algo de lo que sabe mucho, como demostró en 1987, al recibir el Oscar por Hechizo de luna.

A sus 64 años, Cher vive una nueva juventud artística. Ahora vuelve a la gran pantalla con una película, Burlesque, en la que dará lecciones de canto, de actuación y de divismo a una de sus herederas, Christina Aguilera. La cantante inagotable no contaba con un papel protagonista en la gran pantalla desde 1999, cuando apareció en Té con Mussolini, de Franco Zeffirelli.

Más tarde, dispuso de un breve trabajo en una cinta de los hermanos Farelli titulada Pegado a ti. Corría el año 2003 y desde entonces se había ausentado, por voluntad propia, de las carteleras, las pantallas, las palomitas y las alfombras rojas de Hollywood. Sin embargo, Christina Aguilera se cruzó en su camino. La joven cantante, que saltó a la fama mundial gracias al single Genie in a bottle -Genio atrapado, en su versión castellana- fue quien aceptó primero un papel en la película Burlesque. Tras firmar su contrato rogó, hasta la extenuación, a Cher que interpretara el papel de su maestra en la ficción. Pero, a pesar de las mil lisonjas, la gran Cher se hizo de rogar.

El mítico magnate musical David Geffen -quien descubrió a grupos tan históricos como Guns & Roses-, con quien la diva mantuvo un romance en los setenta, le mandó un correo que decía lo siguiente: "Cariño, tienes que hacerlo". Después de Geffen, le tocó el turno de bailarle el agua al productor Clint Culpepper. Este no se anduvo con chiquitas: "Te adora. Sólo lo hará si es contigo. Se bebería el agua sucia de tu bañera", le dijo a la multifácetica Cher sobre Christina Aguilera. Ante esas palabras, no pudo más que ceder.

Ahora, con motivo de su regreso, la cantante que por tercera vez en su historia protagoniza la portada de Vanity Fair -¡Cher ha vuelto!, grita la revista cool en su versión americana- se embarcará en una nueva ronda de entrevistas por Estados Unidos, algo que no hacía desde hace un lustro. Y como aperitivo, se ha sincerado con esa publicación, revelando los aspectos más íntimos de su vida. Entre otras cosas, a pesar de su éxito entre la comunidad gay, según ha reconocido, todavía le cuesta asumir el cambio de sexo de su hijo Chaz y se emociona al recordar los problemas con la heroína de su otro hijo, Elijah. También le ha costado perdonar a Sonny Bono, su ex marido, que falleció en un accidente en 1998: "Me trataba como si fuera la gallina de los huevos de oro". Tras esa problemática relación, pasó por los brazos de Geffen, de Sambora, de Cruise y de Robert Camilletti. A este último le conoció cuando tenía 40 años. Él acababa de cumplir 22. En eso, también fue Cher una adelantada.