Busquemos los orígenes de esta historia, sus porqués. Vengo a hablarles de la calle Buenos Aires y el edificio Space que recuerda a un mascarón de proa redondeado. Escuchen el relato que iba dedicado edificio y se fue ensanchando a toda la calle con la trepidante historia que le da forma. Entre el puente del Perro Chico y la Plaza Circular se formó una importante vía con almacenes de sal, instalaciones ferroviarias, alguna casa habilitada para la vivienda y la serrería mecánica de Hilario Lund y Clausen, que debía de ser un modelo de lujo por su organización en el trabajo de la madera. Hasta tal punto tenía importancia en Bilbao aquella empresa que dio nombre a dicha vía, llamándose calle de la Sierra, por lo menos hasta 1902, en que visitó Bilbao la fragata - escuela argentina Presidente Sarmiento. Su estancia fue tan celebrada por el pueblo que el concejal y presidente de la Comisión de Gobernación del Ayuntamiento de Bilbao, Julián Echevarría y Artechevarría, padre de Camarón, propuso dar el nombre de Buenos Aires a esta calle para que quedara constancia de aquella agradable visita, hecho que se aprobó el 4 de mayo de 1902. La Diputación Foral organizó en aquellas fechas diversos actos en honor de los marinos americanos. Entre los actos las crónicas recuerdan varios partidos de pelota en el Euskalduna, una gala en el teatro Arriaga donde deslumbró la estrella de Florencio Constantino, el tenor vizcaino forjado en Argentina, una corrida de toros y una visita al palacio donde se ubica tal institución. La ciudad quedó, como ven, entusiasmada con aquel atraque.

Hay que viajar en el tiempo para recordar los orígenes de la ciudad argentina, a la que dio fundación un vasco, Juan de Garay, que también tiene calle en Bilbao. El domingo 29 de mayo de 1580, Juan de Garay llegó a la boca de Riachuelo. Desembarcó justo en el lugar donde años antes lo había hecho el adelantado Pedro de Mendoza e instaló un campamento; la columna que viajaba por tierra llegó un mes después. Para el miércoles 11 de junio ya se había levantado un pequeño asentamiento, algo más hacia al norte de la fundación anterior, que dio base a la nueva ciudad de Buenos Aires. Ese día se celebraron las ceremonias fundacionales. He ahí un nexo de unión trenzado con los hilos de la historia.

Dando salto como el caballo del ajedrez, hacia delante y hacia atrás, llega la crónica a los siglos XX y XXI, donde quiere recrearse. En el número 8 se encontraba el teatro Buenos Aires. Fue construido en 1920 por el arquitecto Manuel Galíndez, e inaugurado el 24 de marzo de 1925 con la película La moderna Dalila. En sus primeros tiempos los acomodadores vestían con casacas blancas bordadas en oro, medias encarnadas, zapatos de hebilla y peluca de bucles. Esta innovación duró muy poco tiempo debido al poco respeto que tenía la clientela hacia estos hombres. Pueden imaginárselo.

Contaba con un aforo de más de dos mil localidades y una programación variada en la que tenían cabida además de los espectáculos teatrales, las actuaciones coreográficas, musicales y proyecciones cinematográficas, para lo que dispuso, en 1929, de un moderno sistema de proyección, llegando a ser una de las primeras salas en las que se programó el pase de películas sonoras.El teatro fue sede de la Orquesta Sinfónica de Bilbao y en sus locales se realizó, en 1930, la primera retransmisión radiofónica en directo, con motivo de la final de la Copa de fútbol que se celebró en Montjuic (Barcelona) entre el Athletic y el Real Madrid. Los leones ganaron aquella final por 3-2 con gol de Victorio Unamuno en la prorroga. Se vivió con pasión. Tras su cierre, en 1989, el edificio fue posteriormente derribado pasando a ocupar el solar la Audiencia Provincial de Bizkaia. De la ficción apreciada a la vida que discurre entre normás, reglas, leyes y juicios. En frente, la pastelería Nueva York, que presumía de haber sido fundada en 1922, hizo fortuna en Bilbao con sus bollos de mantequilla.

El proyecto Open House que muestra singulares espacios de Bilbao se detiene a media altura en esta calle. Habla de un singular e importante edificio en la esquina de la calle Buenos Aires con Colón de Larreátegui. Realizado por Germán Aguirre e Hilario Imaz a mediados del siglo XIX, se trata de uno de los mejores ejemplos de arquitectura de corte clásico en Bilbao. Un único volumen en esquina curva constituye el edificio; dicha esquina se corona con un torreón y la planta baja goza de un tratamiento compositivo especial, al más puro estilo vienés. Es elegancia pura.

En 2019, Estudio Monochrome convierte la antigua oficina de Seguros Axa de Bilbao en un centro co-working de la reconocida marca Spaces. Proyecta el diseño con la idea de respetar y potenciar el carácter histórico del edificio junto con una imagen interior renovada, moderna y equilibrada. Las principales características del espacio son la luminosidad y la fluidez, invitando al trabajo en equipo y a la creación de sinergias. Vecino de este edificio, en el número 14 de la calle (el siguiente portal, para situarnos...) aparece la hamburgueseía Mono, hoy toda una referencia en Bilbao. Allí se invoca el espíritu de los años 50 neoyorquinos donde la hamburguesa sin florituras triunfaba. Hoy en Bilbao se hace la boca agua con esos bocados.

“Mi Buenos Aires querido / Cuando yo te vuelva a ver. / No habrás más pena ni olvido”, diría el tango de Carlos Gardel. Bilbao se aferra a esa melodía.