MAÑANA se cumplirán diez años de la pérdida humana de José María Otxoa de Txintxetru, histórico militante del PNV y patrono de honor de Sabino Arana Fundazioa, fallecido a la edad de 94 años el 18 de octubre de 2012. El vizcaino nacido en Begoña fue suboficial del batallón Kirikiño del PNV y formó parte de aquellos que sufrieron las atrocidades de los franquistas en el penal del barrio El Dueso, municipio de Santoña. Toda una referencia memorialista, solía relatar lo indiscriminado que resultaron los fusilamientos programados en aquella cárcel.

En un reportaje editado en DEIA, Otxoa de Txintxetru abundó décadas atrás en cómo le impresionó que los franquistas decidieran ejecutar “hombres de cada partido político y sindicato del bando republicano”. Ocurrió el 15 de octubre de 1937 con un total de 14 prisioneros vascos: Ramón Azkue Gorostiaga, Felipe Markaida Maurika, Florencio Markiegi Ibarzabal y Felipe Tomás López de Otamendi, del PNV; José Ibarbia Unzeta y Jesús Zabala Iriondo, de ELA/STV; Federico Sánchez Martín y Ciriaco Sanz Casamayor, de ideología republicana; Manuel Natividad López y Críspulo San Miguel Cubero, del PSOE; Francisco Rabaneda Postigo y Martín Subtil Sanz, del Partido Comunista; e Isidro Nieves Sagasti y Martín Ramos de la Viuda, de CNT. Este último, según José María Otxoa de Txintxetru, no se encuadraría como anarquista, sino en UGT. “Días antes, también fue ejecutado Manuel Egidazu Garay, el día 4”, agregaba quien plantó junto a familiares de los fusilados un sauce y tres cipreses en recuerdo de aquellos.

“Fue tan cruel el impacto y la conmoción que causó en todos nosotros aquel hecho que se reflejaba patéticamente en los rostros de cuantos en el paseo matutino deambulábamos por aquel patio del penal sin atrevernos a comentar lo sucedido aquella madrugada. Un suceso de esa magnitud e inmerso en la misma jaula, a los 19 años, deja huella para toda la vida”, manifestaba.

Para que aquellos hechos no caigan en el olvido y con motivo del 85 aniversario de la ejecución, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora, ha organizado una charla coloquio para hoy lunes en la que intervendrán Iñaki Anasagasti, Jon Penche y Ascensión Badiola. Aitor Miñambres cumplirá las labores de moderador en el salón de actos de la sede ubicada en el número 3 de la calle María Díaz de Haro de Bilbao. El encuentro –al que se ha invitado a familiares de los fusilados– dará comienzo a las 18.30 horas. Con actos como este, los fusilamientos no consiguen matar al recuerdo. Diez años después, sigue presente José María Otxoa de Txintxetru, a quien un estudio de Eduardo Jauregui retrata de la siguiente manera: “Fue el hijo de José y de Cruz; el noveno de once hermanos, que se casó en 1943 con Miren Bilbao Ibarrondo y fue padre de tres hijas”, detallaba a la historia colectiva el miembro de Sabino Arana Fundazioa.

Jauregi aporta que José María llegó al mundo en el seno de una familia de tradición nacionalista vasca que había conocido personalmente a Sabino Arana Goiri. Durante su época de estudiante, junto con otros compañeros de clase, editó una revista de ideología nacionalista vasca llamada Aberri que se repartía entre los alumnos del colegio junto con ikurriñas con la leyenda Euskadi Aberria da (Euskadi es la Patria).

La guerra militar de 1936 le sorprendió realizando los estudios de perito industrial y trabajando en la administración del diario Euzkadi. Otxoa de Txintxetru se presentó como gudari voluntario en el batzoki de Begoña y partió para el frente a repeler el ataque de las tropas de sublevados contra la legítima Segunda República tanto por Eibar, Bilbao o Durango. Llegó a ser suboficial del batallón Kirikiño. Perdida la guerra, estuvo recluido en el penal de El Dueso y en el penal gaditano de El Puerto de Santamaría, donde fue puesto en libertad en agosto de 1940 tras cumplir tres años de prisión.

Otxoa de Txintxetru regresó a Bilbao y se colocó en la empresa Transportes Ochoa de unos familiares suyos, donde continuó hasta su jubilación. Sin embargo, su activismo político no le impidió que colaborara con la resistencia vasca y durante la II Guerra Mundial trabajó con los servicios secretos norteamericanos.

Impulsó exhumaciones

En los últimos años de la dictadura, colaboró en la reorganización del PNV y también llevó a cabo las primeras exhumaciones que él impulsó. Tras encargarse durante años del servicio de mecánica electoral del PNV, y trabajar en la Revista Euzkadi, en mayo de 1984 fue elegido secretario del Bizkai Buru Batzar, ejecutiva vizcaína de este partido, cargo para el que fue reelegido el 15 de febrero de 1986. “Desde la presidencia de Euzko Gudarostea se esforzó por poner voz y rescatar del olvido a centenares de aquellos que se entregaron durante la guerra a la causa de la libertad de Euskadi”, valora Jauregi.

José María Otxoa de Txintxetru fue socio fundador de la Fundación Sabino Arana Kultur Elkargoa (Sabino Arana Fundazioa) en 1988 y patrono de honor en sus últimos años.