U vida fue trepidante, desde la formación recibida en la exigente Alemania hasta el exilio en México, donde encontró la muerte, allá en 1963, a la edad de ochenta años, pasando por amistades célebres, su participación en la no menos famosa revista Hermes, su paso por la dirección del museo de Arte Moderno de Madrid, cargo que ocupó en 1931 durante la República. En 1938, recibió en Barcelona la invitación del Gobierno de México para trasladarse a dicho país, al que llegó en octubre de ese año. Y ahí empezó la segunda mitad de su vida, también intensa.

Les hablo de Ricardo Gutiérrez Abascal, más conocido para la humanidad como Juan de la Encina. Hoy en día Bilbao recuerda su nombre con una calle próxima a la curva de Elorrieta, una placa que comenzó a forjarse en los primeros años de adulto. No en vano, Juan comenzó su actividad periodística en su ciudad natal, colaborando en la revista Hermes y, luego, como miembro organizador de la exposición internacional de pintura y arquitectura de 1919, comprando obras para el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Su gusto y olfato en materias tocantes a las obras de arte fueron extraordinarios, quizás influidos por las amistades que cultivó. No en vano, Juan de la Encina se relacionó con los jóvenes artistas del momento como el escritor y pensador Miguel de Unamuno o los pintores Adolfo Guiard, Darío de Regoyos, Aurelio Arteta o Francisco Iturrino, entre otros. Cuando se trasladó a Madrid conoció al filósofo José Ortega y Gasset, quien le puso en contacto con muchos de los intelectuales de la época.

Como crítico de arte, colaboró con asiduidad en diversos diarios y mantuvo una valiosa correspondencia con contertulios como el crítico Eugenio d’Ors, el filósofo Ortega y Gasset o los también escritores y periodistas Azorín y Ramón Gómez de la Serna. En 1922 se casó con Pilar de Zubiaurre, intelectual vasca y escritora, hermana de los pintores Valentín y Ramón de Zubiaurre.

Fue uno de los cofundadores, en 1933, de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, junto a una larga lista de intelectuales tan dispares como Gregorio Marañón, Concha Espina, Federico García Lorca, Ramón del Valle-Inclán o Antonio Machado. Se exilió en México en 1939 donde desarrolló una intensa actividad docente como profesor de la Escuela de Artes Plásticas, La Casa de España en México, en El Colegio de México y catedrático de Historia del Arte en la Universidad Nacional Autónoma (UNAM). Murió en 1963, en Ciudad de México.

Protagonista: Ricardo Gutiérrez Abascal, ‘Juan de la Encina’

Gesta: Se relacionó con los jóvenes artistas del momento como el escritor y pensador Miguel de Unamuno o los pintores de más talla. En 1931 fue nombrado director del Museo de Arte Moderno de Madrid. En la Guerra Civil emigró a México hasta su muerte en 1963.