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Pello BilbaoCiclista

“Puede que sea mi última temporada, pero no lo tengo claro todavía”

Pello Bilbao acomete el próximo curso, el de 2026, con el objetivo “de ser competitivo en todas las carreras y buscar un triunfo”, pero con la clara idea, sobre todo, de disfrutar en cada palmo del terreno

“Puede que sea mi última temporada, pero no lo tengo claro todavía”Bahrain / Sprint Cycling

Tras un año sin el aliciente del triunfo, Pello Bilbao (Gernika, 25 de febrero de 1990) quiere recuperar esa alegría en un calendario que incluirá la Strade, la Itzulia, las clásicas de las Ardenas y el Tour.

La pasada campaña no fue la mejor para usted, teniendo en cuenta su rendimiento en los años precedentes. ¿Cómo lo ha vivido?

—No ha sido el año que queríamos. En cualquier caso percibo la temporada como un pasado bastante lejano. No han salido las cosas como esperábamos, pero estoy metido de un modo tan intenso para la temporada que viene que me queda muy lejos la anterior. Tal vez sea algo que yo involuntariamente hago y no quiero mirar. He tenido momentos buenos durante el año y resultado notables, pero sin una victoria de calidad. Sin la alegría de poder levantar los brazos o lograr un puesto de honor en una carrera importante. Llevaba muchos años ganando al menos una carrera por año y esta vez no ha podido ser.

¿Le ha dado muchas vueltas al hecho de no haber podido ganar?

—No, no. Tampoco soy un esprinter que vive de ganar. Mi rol en el ciclismo es más amplio que eso. No puedo valorar la temporada solo por haber ganado o no. Estaba acostumbrado a ganar, pero no ha podido ser. También es verdad que he hecho más labor de apoyo y de gregario y eso minimiza también tus posibilidades. Los años también pasan y nos tenemos que adaptar a lo que viene. A mí me hubiese gustado poder tener un victoria de etapa pero no se dio. En el Giro tenía la puntería de estar en las fugas que se jugaban la victoria pero no pude rematar en ninguna. Es un poco frustrante en ese sentido.

No falta tanto para que la nueva campaña eche a rodar. ¿Qué espera de la misma?

—Ante todo, espero disfrutar. Quiero olvidarme de lo que he hecho hasta ahora e intentar disfrutar, siendo consciente de que cada vez quedan menos oportunidades de seguir en este circo. No quiero centrarme tanto en objetivos tangibles, como resultados, sino más bien en las sensaciones, en sentir que puedo mejorar en algo. Busco volver a tocar esos límites y sentir que todavía tengo capacidad para mejorar. Mi idea es ser competitivo en todas las carreras del año. Luego ya se verá el rol que me corresponde. Solo pido ganar alguna carrera. Como sueño, ganar la Clásica de Donostia o volver a ganar una etapa en la Itzulia o estar en el podio.

¿Qué calendario tiene previsto?

—La idea es empezar con la Strade, seguir con la Itzulia, competir en las clásicas de las Ardenas y estar en el Tour. Luego veremos cuáles son las carreras del resto del calendario.

Ion Izagirre anunció recientemente que la de 2026 será su última temporada. ¿Usted piensa que el próximo será el curso de la despedida?

—Puede que sea mi última campaña, pero no lo tengo claro todavía.

Cumplirá su 17ª temporada en el profesionalismo. Ion Izagirre reflexionaba sobre lo mucho que ha cambiado todo. ¿Cómo lo vive usted?

—Se nota incluso desde la tele. Los jóvenes pasan con mucho ímpetu, energía y ambición. Llegan muy preparados y es normal que nos cueste a nosotros ganar etapas del Tour o estar en nuestros mejores resultados. Pero no por eso dejamos de ilusionarnos y pensar que no podemos volver a rendir.

Usted es padre. ¿Cómo condiciona eso al rendimiento deportivo?

—Está claro que tener familia, tener críos, en lo deportivo, es una desventaja. Un corredor que no tiene carga familiar tiene prácticamente dedicación exclusiva a su deporte. Si tienes familia, el tiempo que pasas en casa lo tienes que tener muy bien organizado. Hay que gestionar muy bien las energías para sacarle el máximo provecho. Pero al final, en la vida hay prioridades y para mí la prioridad es la familia, los críos, su educación, poder estar con ellos. No cambiaría nada de lo que hago con ellos por un resultado del ciclismo. Yo siento pasión por este deporte y me siento afortunado de poder vivir lo que estoy viviendo. No me gusta perder ni estar lejos de mi mejor versión aunque sienta que no puedo ganar una carrera. Soy competitivo. Me gusta pelear. No soportaría estar en este deporte sabiendo que estoy a medio gas, que no estoy haciendo todo lo mejor posible.

¿Es más complicado estar fuera de casa a media que crecen los hijos?

—En mi caso, está claro que cuando más grande se va haciendo la cría más pena te da dejarla. Son más capaces de transmitirte sus sentimientos y ver que les afecta cuando no estás en casa, es duro. Son cosas que te hacen reflexionar sobre dónde está el punto final de la carrera deportiva. A mí es lo que más pesa. No el aspecto físico, mental o la carga de competición. Al final, el tema de la familia es lo que más pesa, porque también dejas la carga de responsabilidad sobre tu pareja mientras nosotros estamos fuera. En ese sentido estoy muy agradecido a mi mujer por haber estado ahí y haber cogido la mayor parte de la carga durante estos años, pero yo también quiero estar ahí.

Además, el ciclismo es cada vez más demandante.

—Si, cada vez es más complicado compaginar la familia con el deporte de alto nivel. Más aún en el ciclismo, y todavía más en el ciclismo de hoy en día. Pasamos medio año fuera de casa y no es fácil. Los años pasan y al final eres consciente de que la infancia de tus hijos no va a volver y es un momento especial que me gustaría vivirlo plenamente y no de manera intermitente como lo vivimos ahora muchos que somos padres.

Estamos asistiendo a un ciclismo espectacular, de grandes exhibiciones. Sin embargo, el grupo de ciclistas potenciales para ganar carreras se ha reducido mucho. ¿Se está perdiendo la emoción?

—En muchos sentidos el ciclismo es espectacular en cuanto al ritmo de carrera o la presencia de ataques más lejanos. El esquema de carrera ha cambiado. La Strade es un ejemplo de ello. Hace unos años llegaba un pelotón de 40 a las calles de Siena y se resolvía casi en el último muro de Siena. Hoy en día llegamos de uno en uno. El estilo de corredores ha evolucionado. Es más agresivo. Pero sí es verdad que los protagonistas parece que se han limitado en un club muy exclusivo. Cuando ves que el mismo corredor puede ganar en cualquier escenario y en todas las pruebas en la que participe le resta emoción.

“No quiero centrarme tanto en objetivos tangibles, como resultados, sino más bien en las sensaciones, en sentir que puedo mejorar en algo”

Cada vez hay más diferencias entre los equipos.

—Es un ciclismo cada vez más elitista y donde las diferencias entre equipos grandes y pequeños son cada vez mayores. Los equipos pequeños sobreviven como pueden. Es complicado competir si el equipo no tiene un presupuesto importante. Quizás la última actuación sorprendente que he visto fue la de el Kern Pharma, en la Vuelta España, cuando ganó tres etapas en 2024. Un equipo con presupuesto ajustado, con menos recursos, pudiendo ganar en una de las citas del WorldTour. Hoy en día me parece casi imposible repetir algo así.

¿Considera que a nivel global 2026 continuará por la misma senda, con el dominio de Pogacar?

—Sí. De hecho veo más probable que Pogacar pueda ganar la París-Roubaix a que alguien pueda estar más cerca de él en su terreno, digamos en un Tour o en una Lieja. Veo que ese hueco que tiene a favor es insalvable. Mucho tienen que cambiar las cosas. No veo un ciclista que pueda acercarse a él. Estamos ante un ciclista que no perdona ninguna carrera.

Después de arrasar del modo que lo hace, ¿piensa que una figura como la del esloveno, siendo la de un gran campeón, es buena para la emoción del ciclismo?

—No sabría contestar a esa pregunta. Hay gente que es pro Tadej y le encanta ver sus exhibiciones en televisión y hay gente que se aburre porque la carrera le parece predecible. Lo que sí sé es que por dentro, el resto de corredores sentimos impotencia cuando estamos en carrera porque él está a un nivel inalcanzable. Te mina la moral. A mí, como ciclismo y como ciclista, lo que me gusta realmente son los que con un motor más limitado, gracias a una buena estrategia y a su astucia pueden llegar a la victoria. No disfruto con las exhibiciones de un ciclista que arrasa al resto, pero es mi opinión.

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“Los jóvenes pasan con mucho ímpetu, energía y ambición. Llegan muy preparados y es normal que nos cueste a nosotros ganar”

En la pasada Vuelta asistimos a la polémica de la participación del Israel. La presión social logró finalmente que esa estructura cambiara de dueños.

—Gracias al ciclismo creo que se hizo bastante ruido y a mucha gente le llegó la información que de otro modo no le hubiese llegado. Por parte fue injusto que se cargara sobre el espectáculo ciclista pero por otra parte fue positivo para dar visibilidad a lo que estaba sucediendo en Palestina. Yo no tengo ninguna duda en cuanto al genocidio y en cuanto a todo el conflicto. No solamente ahora. No tengo dudas desde hace años. Al menos, lo positivo que podemos sacar de toda esta historia es que hay un equipo nuevo, el NSN, tras abandonar el Israel. Además, se han mantenido los puestos de trabajo y el nuevo patrocinador no tiene nada que ver, en teoría, con el Israel. Es lo mejor que podía suceder.

Oier Lazkano ha sido suspendido provisionalmente por las anomalías detectadas en el pasaporte biológico. ¿Qué opina del caso?

—Es un tema delicado. Es demasiado pronto para opinar. Habrá que ver cómo se defiende. Me cuesta creer que hoy en día todavía haya ciclistas que busquen atajos. Espero realmente que haya hecho algo, porque si se da el caso de que no ha hecho nada, sería increíble de qué manera se le puede arruinar la vida a una persona. Siempre he defendido el ciclismo moderno. Creo que hemos empezado una nueva etapa y que nadie se la quiere jugar ni quiere hacer camino buscando atajos.