En la distopía, en el año en el que el mundo se asustó, arrollado por una pandemia que todo lo pudo, en los días extraños, asomó el rostro pálido de Jonas Vingegaard, maillot desabrochado, aspecto fantasmal, en el infernal Angliru.

En ese ecosistema, un rostro joven, desconocido, apenas colorido, apareció entre los porteadores de Primoz Roglic.

Un danés de apellido extraño. Indetectable hasta ese momento. Un muchacho traslúcido y sumamente ligero. Ese chico puso sus piernas al servicio del esloveno. Ascendió con determinación. Un escalador fastuoso pero sin mímica.

Logró empequeñecer el grupo de favoritos cuando se apartó del frente. De aquella subida de hace cinco años, quedó la huella de Vingegaard en una grande. Fue el 14º en el Angliru.

El escalador danés dejó en el averno asturiano sus primeros apuntes y la sensación de que era un portentoso escalador que no había crecido lo suficiente.

Desde entonces hasta ahora, Vingegaard es otro. Una luminaria que solo Tadej Pogacar es capaz de opacar en el Tour. El danés, campeón de la Grande Boucle en 2022 y 2023, segundo en 2021, 2024 y 2025, se adentra en la Vuelta por tercera vez. El tercer acto.

Hace dos campañas Vingegaard fue segundo, tras su compañero Sepp Kuss. El danés respetó las órdenes de equipo en una edición en la que era el más fuerte. En su tercer contacto con la carrera, que prende este sábado desde Turín, Vingegaard no oculta su ambición.

Se muestra a pecho descubierto, como en su primera anunciación en la Vuelta de hace un lustro. Entonces era un gregario. Ahora es el líder indiscutible del equipo.

“Mi primera participación fue en 2020, con la victoria de Roglic; en 2023, alcanzamos juntos el podio final en Madrid, donde quedé segundo, por detrás de (Sepp) Kuss. Espero poder mantener la buena racha”, analizó el danés.

Preparado para ganar

“Sí, estoy preparado para ganar. Tenemos un equipo fuerte y llego en buena forma. Ganar es un objetivo muy importante. Creo que es realista”, estableció en los fastos de presentación de los equipos.

Después de un Tour en el que peleó hasta la extenuación para tratar de desestabilizar del trono a Pogacar, el danés pretende conquistar la Vuelta en su tercera aparición en escena.

Sin el esloveno en los tacos de salida, ausentes Roglic, el campeón en curso, y Evenepoel, el danés se perfila como el principal candidato a coronarse en Madrid el 14 de septiembre después de tres semanas de travesía por una Vuelta que coserá Italia, Francia, Andorra y España en 3.151 kilómetros.

Como si se tratara de una tradición que le acompaña al danés le espera el Angliru, siempre presente en las incursiones de Vingegaard en la Vuelta. La etapa con final en el coloso asturiano será uno de los escenarios centrales en los que se resuelva la trama.

Las dos cronos, pero sobre todo la individual de Valladolid, son otros de los puntos cardinales de una carrera con alicientes en Andorra, con dos jornadas consecutivas de montaña, con finales en Pal y Cerler en la primera semana, donde también aguarda el asalto a Valdezcaray.

Etapas en Euskal Herria

En el segundo bloque de competición, sobresale el citado Angliru, La Farrapona y varias jornadas de media montaña. Tras el primer día de descanso en Iruñea, la Vuelta se posará el 2 de septiembre en Nafarroa con el final en la cumbre de Larra-Belagua y salida en Sendaviva.

Al día siguiente, Bilbao acogerá una etapa de dientes aserrados y más de 3.000 metros de desnivel y la exigente subida a Pike Bidea. Las clásicas por tierras gallegas serán otras jornadas a destacar durante ese tramo de la carrera.

En la última semana se agolpan la crono individual, la exigente subida al Morredero por una nueva vertiente y el examen definitivo en la Bola del Mundo, punto culminante en la Sierra de Guadarrama antes de la pasarela de Madrid.

En ese hábitat, el danés es el más sólido opositor a la victoria de una competición que tasará el duelo entre el Visma y el UAE

Almeida y Ayuso, los rivales

El contrapoder al danés lo representan Joao Almeida, impecable la campaña del luso, vencedor en el Tour de Romandía, Itzulia y Tour de Suiza antes de que se estrellara de mala manera en el Tour, y en menor medida, Juan Ayuso, compañeros ambos en el UAE. El alicantino, que fue tercero en 2022 y cuarto un curso después, compartirá gobierno con Almeida.

De la capacidad de ambos de cohabitar dependerá en buena medida la oposición a Vingegaard, que acude con una plantel sobresaliente y la única intención de triunfar.

Matteo Jorgenson actuará como lugarteniente del danés, líder único e inequívoco de la formación. Además, Kuss será uno de los báculos en los que se apoyará Vingegaard en las alturas.

En la Vuelta se espera el tercer episodio de los enfrentamientos de UAE y Visma por la supremacía en las grandes.

Ese pulso, probablemente, marque la senda y establezca la partitura de la competición durante las tres semanas. En el Giro se impuso Simon Yates.

El Tour lo dominó el todopoderoso Pogacar, que doblegó a Vingegaard. Sin el esloveno la Vuelta, el danés es el hombre a batir. Almeida buscará hacer palanca y agrietar a Vingegaard en el tercer asalto de las grandes.

Alejados de ese pleito, se incorporan nombres como el Jai Hindley, líder del Red Bull, campeón del Giro de 2022, Ben O’Connor, segundo en la Vuelta del pasado curso, Egan Bernal o Ciccone.

Ellos buscarán un asiento en la zona noble. Felix Gall, Antonio Tiberi o Buitrago también aspiran a mostrarse entre los aristócratas de una prueba abierta en esa carrera en busca del podio.

Mikel Landa, con una camiseta vintage de la Juventus, a la espera de la salida de la Vuelta. Mikel Landa.

Landa, a por una etapa

Mikel Landa estaría en ese grupo en otras circunstancias, pero el de Murgia se presenta en la Vuelta con demasiadas dudas a resolver respecto a su rendimiento.

Lastrada la campaña por la dura caída del Giro, que le quebró una vértebra, que le obligó a abandonar la Corsa rosa y a perderse el Tour, varias semanas fijado a un corsé para que le soldara la fractura, el alavés solo pudo competir en la Vuelta a Burgos.

Sin apenas rodaje y pulso, Landa enfoca la carrera en el aquí y el ahora con el deseo de levantar los brazos en alguna etapa. “Vengo muy motivado, y animado de dar espectáculo para pelear por alguna etapa. Veremos día a día qué se puede hacer”. El sueño de Landa en la Vuelta de Vingegaard.