Después de las páginas de sucesos y de los tomavistas de las montañas, apelmazados los favoritos en la misma baldosa, el día después del descanso, la Vuelta se colgó del tic-tac para radiografiar los adentros de los aristócratas. El tiempo es el tribunal supremo. Una contrarreloj de 25,8 kilómetros serviría para ordenar la carrera en otra dimensión a través de la puerta de Valladolid, que fue la primera meta de la carrera, en abril de 1935. La anunciación.

Aquella Epifanía partió de Madrid y terminó con la victoria del belga Antoine Dignef sobre Mariano Cañardo. La revelación de Valladolid se cinceló con las manecillas del reloj. El espejo que todo lo recoge. Nada escapa. No hay maquillaje ni máscara capaz de engañar al reloj. Imposible esconderse. Ni los cascos estrafalarios ni las pantallas que ocultan identidades sirven para burlar el pesaje del tiempo.

Triunfo de Filippo Ganna

El perfil de la crono era un lienzo en blanco para quienes se lanzan con determinación al reto del reloj. En las manecillas se lució Sepp Kuss. “Me ha sorprendido mi rendimiento. Mi idea era ir a tope y ya está”, resumió el colibrí de Durango.

El líder, un ser alado en la montañas, medía sus límites en una disciplina ajena a él. El norteamericano no suele competir las cronos porque se reserva para las alturas, donde, solidario, formidable gregario, presta sus alas a sus líderes.

Con sus piernas llevó a la cumbre del Giro a Roglic y al trono del Tour a Vingegaard. Ahora es su tiempo. Su oportunidad. Corre para sus intereses. Tanto tiempo alejado de esa mentalidad, de ese punto de egoísmo, su rendimiento era una incógnita. La resolvió con una actuación soberbia, extraordinaria. Las alas de Kuss permanecen intactas.

Sobrevuela la Vuelta. “No he tenido las piernas de Miguel Indurain”, le respondió al navarro cuando este le saludó al finalizar la crono y le dijo aquello de "¿Hoy duro, no?" Miguel, inteligente, lúcido, contraatacó: “Pero subiendo sí”. Sonreía Kuss de este a oeste.

Evenepoel, rodeado

El líder contuvo a Marc Soler, que le comió algo de tiempo, en la crono de su vida. Es segundo el catalán, a 26 segundos de Kuss. La gran obra del norteamericano fue resistir la embestida Evenepoel. Cerró el día con 1:09 respecto al belga en la general. Además, Roglic presionó al campeón del mundo de la especialidad.

Perdió sólo 20 segundos respecto a Evenepoel, que no pudo doblegar a Filippo Ganna. Se desquitó el Gigante de Verbania. Vendetta. El italiano, récordman de la hora, un contrarrelojista excelso, fijó una marca insuperable: 27:39. Voló Top Ganna, a 55.9 km/hora de medía. Una barbaridad. Con la victoria Ganna se impuso la lógica. Un ultraespecilista en la cima.

Filippo Ganna festeja el triunfo en la crono. Efe

El belga, campeón del mundo, de estreno el maillot de todos los colores, –derrotó al italiano en Escocia– contaba por sonrisas sus últimos exámenes. Perfecta la posición aerodinámica. Una puño de músculos para atravesar el viento. En la Vuelta venció en la crono entre Elche y Alicante y se impuso en la dos competiciones en la Corsa rosa. Después de su segunda victoria, abandonó por covid.

El Jumbo sale reforzado

En Valladolid fue el mejor entre los nobles, pero se le quedó el gesto de cierta amargura. Dijo estar bastante satisfecho. Su lenguaje corporal, una vez conocidos los tiempos del resto, delataba su desasosiego. Evenepoel esperaba un día mejor. Sus expectativas eran muy altas, pero se quedó corto en la cotización del parqué bursátil de la Vuelta. Fue el más destacado de los favoritos, pero no fue suficiente.

En Valladolid se reforzó la tricefalia del Jumbo, que es un imperio. El monstruo de tres cabezas sigue alimentándose. Dispone de tres alternativas. Kuss no cayó en el olvido, donde algunos le esperaban. Continúa siendo un líder sólido porque a la Vuelta le resta, fundamentalmente, la montaña de verdad.

El Tourmalet y la jornada con remate en Belagua –se debe reptar Larrau– son los dos hitos que acentúan la semana. Territorio Kuss. “Nos gusta atacar a Remco”, anunció el líder, feliz por seguir de rojo. Kuss dejó entrever que a la canana del Jumbo, al cargador, aún le restan balas amarillas. Le sobra munición.

El colibrí de Durango levitó, a su estilo, en las largas avenidas y Roglic, vigente campeón olímpico, que ha condecorado con cuatro laureles en las cronos sus tres reinados en la Vuelta, también completó un gran ejercicio. Rastrea a 27 segundos a Evenepoel.

Vingegaard, bicampeón del Tour, que completó una actuación prodigiosa en su asalto a la carrera francesa, no ofreció su mejor versión. Incómodo. El danés volador concedió mas tiempo del esperado, un minuto con respecto al belga. Sin embargo, su presencia resulta intimidante. Es indescifrable el danés.

La incógnita de Vingegaard

La cuestión es saber si Vingegaard posee fondo de armario para lo que resta de carrera después de la tunda del Tour. Si es así, es otro hombre que atormentará a Evenepoel en cuanto pueda. Juan Ayuso, que derrotó a Evenepoel en la crono de cierre del Tour de Suiza, era otro aspirante. Se balanceó en un registro parejo al de Vingegaard y los dos comparten plano.

Soler, que completó una gran crono, es segundo en la general. Almeida superó a Ayuso. El UAE maneja tres alternativas. Del frontispicio se desprendió Enric Mas, cuyo rendimiento le aleja del foco. El mallorquín fue el peor parado de la mirada al reloj. Concedió demasiado. Más de 1:30 con Evenepoel y 1:10 con Roglic.

De ellos esos perfiles se alejaba Mikel Landa, refractario al reloj. No le gusta al alavés, un inadaptado. Le tortura la postura que exige la aerodinámica. Siempre incómodo. El escalador de Murgia partía por delante del Evenepoel. El estrés, en el retrovisor. Una persecución que emparentaba con El diablo sobre ruedas.

Más pendiente de lo que sucedía su espalda que de lo que le esperaba por delante. Convertido en presa. Un monstruo viene a visitarme. Una pesadilla. Evenepoel superó a Landa cuando apenas le faltaba un kilómetro al metraje de la crono. El alavés concedió 2:05 con respecto a Evenepoel. Ese registro hizo que bajase varios peldaños en el edificio de la nobleza. En la azotea aletea el norteamericano, que no es Ícaro. Tiempo para Kuss en la Vuelta.