bilbao - Cuando en la segunda subida a El Vivero, el repecho clave de la etapa de ayer, David López no pudo más, su compañero en el Sky Peter Kennaugh le palmeó dos veces la espalda. Le agradeció al barakaldarra todo el esfuerzo realizado en una etapa tan especial para él, que pasaba por delante de su casa. Le reconoció todo el sudor exprimido en beneficio del equipo y le animó a seguir pedaleando hasta llegar a la meta de Gran Vía. Que por aquel entonces le parecía a López muy lejana. Kennaugh dejó entonces que el corredor vizcaino se confundiera entre el pelotón. Porque ya había hecho su trabajo. Lo había hecho muy bien. Y ahora, según lo planeado, le tocaba a él. Porque el Sky acudió a la Vuelta con nueve corredores, pero en cada etapa demuestra que tan importante como dar pedales es la estrategia; y, con ella, la labor que esconden los directores, entrenadores, mecánicos y asistentes del equipo británico. Porque cada uno tenía ayer una función, un trabajo en la etapa. Porque cada uno formaba una pieza clave en todo un engrasado engranaje que busca conseguir el doblete después de que Chris Froome ganara el Tour. Todo un equipo con el que DEIA -invitado por Ford- pudo compartir una etapa completa. Ver el trabajo del Sky desde dentro, desde uno de sus coches de carrera. Compartir un paseo de cinco horas.
De esta forma, media hora antes de que se produjera el pistoletazo de salida de la duodécima etapa, el coche de reconocimiento ya arrancaba su motor y salía de la localidad cántabra de Corrales de Buelna dirección Bilbao. Los ciclistas continuaban calentando a la sombra del autobús del Sky, rodeados por decenas de ojos curiosos; pero Xabier Artetxe y Nathan Thomas ya habían comenzado la etapa. Son el entrenador y el fisioterapeuta de la escuadra británica, pero ayer, además de eso, se convirtieron en los ojos de su equipo. Fueron los encargados de reconocer el terreno apenas minutos antes de que el pelotón lo probara. Artetxe y Thomas fueron la avanzadilla del Sky y DEIA estuvo con ellos. Su función era comunicar cualquier irregularidad en el trayecto y adelantar posibles acontecimientos que provocaran un cambio en la estrategia. Es decir, mantener siempre informados a sus compañeros. Y, por ello, el conjunto británico estuvo en constante comunicación.
Así pues, en el coche del Sky se hablaban tres idiomas: inglés, euskera y castellano. Y, con tres radios, apenas hubo silencios. Una emisora para comunicarse entre los coches en carrera, otra para hablar directamente con los ciclistas y una tercera que proporcionaba la propia Vuelta para mantener a los equipos informados sobre todo lo que ocurría en la etapa. Más una tableta donde figuraba el perfil del recorrido y la localización del vehículo, dos televisores en los que poder ver en directo la carrera y dos móviles que no pararon de enviar y recibir mensajes. “Esto parece la NASA”, bromeó Artetxe mientras comprobaba su WhatsApp. Así, armado hasta los dientes, el coche de reconocimiento fue quemando kilómetros, siempre al menos diez por delante del grupo, sin dejar nada al azar. Los pasos a nivel eran comunicados al instante, las manchas de aceite en la calzada eran esquivadas e informadas, e incluso se estudiaban las rotondas para atajar lo máximo posible. Y, si en un momento de la etapa, se debía bajar del coche para ejercer de aguadores, se hacía. Así funcionó el engranaje del Sky.
el susto por radio Con dos hombres en la escapa del día, López y Kennaugh, el susto para el coche de reconocimiento llegó cuando la radio de la Vuelta informó sobre una caída entre los ciclistas más adelantados. Fue en el descenso de Alisas -puerto de primera- cuando ambos corredores del equipo británico se adelantaron junto a otros cinco contendientes. Y la Vuelta acababa de informar que uno de todos ellos se había ido al suelo. Entonces, el coche de reconocimiento contuvo la respiración e impaciente esperó al nombre del desafortunado. “Darwin Atapuma”, resonó en la emisora, “del BMC”. Así pues, López y Kennaugh continuaban sobre sus bicicletas. La avanzadilla del Sky volvió a respirar y continuó con la estrategia que le llevó a comandar gran parte de la etapa.