Bilbao - Reza la canción, archiconocida y multientonada, que un inglés vino a Bilbao por ver la ría y el mar, pero que al ver a las bilbainitas ya no se quiso marchar. Hugh Carthy es inglés, del condado de Lancashire, un finísimo tallo de 1,90 y 20 tiernos años que no ha venido a la capital vizcaina precisamente de turismo pero al que, sin embargo, le gusta mucho lo que ve. “Me ha impresionado. La ciudad es muy bonita, luce bien con este fantástico tiempo”, apunta en un más que notable castellano. Carthy lucía ayer al mediodía radiante en la explanada del Guggenheim envuelto en la equipación del Caja Rural porque está cumpliendo una nueva etapa de su sueño ciclista. La Vuelta al País Vasco supone su bautismo de guerra en el WorldTour.

“Esto es un sueño para mí”, asegura emocionado. “Hace dos o tres años ni siquiera podía imaginar estar aquí, rodeado por todo esto”, recalca con la mirada inquieta de aquel que quiere captar todas las imágenes posibles para archivarlas en el disco duro de la memoria. Era precisamente esto, compartir asfalto y pedaladas con los Quintana o Kwiatkowski, lo que buscaba cuando el pasado mes de julio, después de ganar una etapa y la general de la Vuelta a Corea, fichó por el Caja Rural. “Estoy muy contento en el equipo. Es una escuadra muy profesional, pero a la vez una pequeña familia. Tenemos corredores con experiencia que ayudan a los jóvenes... No podía estar mejor. Cuando surgió la posibilidad de fichar por este equipo rápidamente vi que no iba a tener ninguna opción mejor”, destaca, al tiempo que reconoce que la posibilidad de vivir nuevas experiencias en el extranjero fue también un factor importante: “Me apetecía cambiar de aires, acumular experiencias, aprender un nuevo idioma...”. Desde enero comparte piso en Iruñea con su compañero Heiner Parra y otros dos corredores amateurs y sus avances con el castellano han sido espectaculares: “Es todo de hablar con mis compañeros de piso y de equipo, nada de clases. En la escuela sí que aprendí algo, pero ya no recordaba nada”.

Carthy desembarcó en el ciclismo como consecuencia de la afición de su padre por este deporte. En el condado de Lancashire brillan con luz propia el cricket, el fútbol y el rugby y tienen cierta relevancia el tiro con arco e incluso la lucha, pero el ciclista del Caja Rural se abrió paso en ese ecosistema para llamar la atención a muy temprana edad. “Desde niño, desde que tenía seis o siete años, siempre me recuerdo a mí mismo subido a una bicicleta, era mi estado natural y me alegro mucho de que en los últimos años este deporte haya subido tanto en mi país. ¿Si jugué al fútbol? Nada, cero. Mis piernas son torpes, no tienen nada de coordinación”, asegura entre carcajadas. Carthy nunca tuvo un ídolo definido. Su condición de escalador se fue puliendo en carreras locales mientras disfrutaba viendo en acción a cualquier corredor profesional que desplegara sus alas cada vez que la carretera apuntase hacia arriba. En 2013, con solo 18 años, dio el salto al profesionalismo de la mano del JLT-Condor continental y el año pasado estrenó su palmarés en Corea. “Es algo que no voy a olvidar jamás, sé que probablemente ahora estoy aquí gracias a aquello”. A las órdenes de John Herety, uno de los más importantes desarrolladores de talento del ciclismo inglés, Carthy fue ganando kilometraje y tablas para maquillar su juventud. “Teníamos un programa de carreras magnífico. El año pasado competimos en cinco continentes, con pruebas en Australia, Sudáfrica, Japón, Corea, Estados Unidos, Azerbayán... A los jóvenes es algo que nos viene bien porque nos permite acumular experiencia e ir ganando en cultura ciclista. El ciclismo siempre es ciclismo, pero en cada sitio hay matices distintos: los ritmos, las carreteras...”, afirma.

contrato hasta 2016 Tras dos años “estupendos” en el JLT-Condor, Carthy tuvo claro que lo mejor para su carrera era marcharse al extranjero, “algo que no es muy habitual entre los corredores jóvenes de mi país, sobre todo ahora que el ciclismo ha ganado mucho peso e importancia. Ahora tenemos cinco o seis equipos continentales, los corredores jóvenes están contentos allí y prefieren seguir; los amateurs salen a correr a Francia y Bélgica... Yo, en cambio, tuve claro siempre que esta oportunidad de correr en Caja Rural no la podía dejar escapar”. El inglés firmó hasta 2016 con su actual escuadra y quiere ir paso a paso. “No me marco metas concretas, quiero ganar experiencia y dejarme ver poco a poco”, apunta. Tampoco pierde el tiempo con sueños grandilocuentes y apuesta por mantener los pies en el suelo, lógico si se tiene en cuenta que hace un par de años ni siquiera imaginaba lo que ayer se convirtió en una realidad, que él es un inglés que vino a Bilbao para debutar en una prueba WorldTour.