Bergerac - Entre Marco Pantani y Vincenzo Nibali, sus triunfos en el Tour, hay 16 años de separación pero un mundo de diferencia. No se parecen en nada. Ni sus victorias ni ellos mismos. “Nada que ver”. Señala la frontera Giuseppe Martinelli, director en 1998 de Pantani en el Mercatone y ahora, de Nibali en el Astana. Al Pirata, Martino le conocía bien. “Era mi criatura”. Su niño. Recorrieron el camino de la nada al Tour juntos. Un viaje maravilloso en el que Martinelli era el director, la cabeza, el guía, pero también el amigo, el paño de lágrimas, el confidente. Con Nibali, cuenta, es distinto. “Solo soy su director”. El italiano llegó al Astana con un palmarés bueno, y física y mentalmente curtido, hecho. “Solo le faltaba progresar y lo ha hecho en estos dos años”. Martinelli dice que ahora es un corredor que ha encontrado el equilibrio perfecto entre físico y mente, que todo le sale bien y fácil y que eso le hace pensar que su camino no acaba aquí, en el Tour, la cima, sino que le queda trecho en esto del éxito. Pantani, recuerda, fue otra cosa. Ganó el Tour y luego se precipitó al vacío. “No disfrutó de ese éxito. Con Nibali será distinto”.
Ha dicho estos días que esta, si finalmente la alcanza, será la mejor de sus victorias como director.
-Sí, porque era inesperada. Con Froome y Contador en la salida pensaba que Vincenzo estaría en la pelea pero no que todo acabaría así. Ganar un Tour con esta facilidad es increíble.
¿No creía en Nibali?
-No es eso. Creía, claro que creía, pero pensaba que iba a ser mucho más difícil.
Con Froome y Contador habría sido distinto. ¿Hubiese ganado?
-Esa pregunta no tiene respuesta. No se sabe y nunca se sabrá. Él está en una forma formidable. Con Froome y Contador habría sido de otra manera, un Tour muy grande, disputado y espectacular. Pero ahora nadie debería hablar de quién falta sino de la victoria de Vincenzo, que es lo importante.
¿Tendrá que demostrar el próximo año que este Tour se lo merece?
-El año próximo volverá a pensar en ganar, seguro. Pero ahora mismo todo eso no importa mucho. Tenemos que estar tranquilos, no pensar en el futuro y disfrutar del momento. Vamos a ganar el Tour con Nibali, si nada malo ocurre, y eso es lo verdaderamente importante.
Nibali es el primer italiano que gana el Tour desde Pantani. Entonces, en 1998, usted llevó a Marco hasta París.
-Es muy diferente. Vincenzo es un corredor que ha trabajado mucho en los últimos doce meses. Ha ganado un Giro, ha hecho segundo en la Vuelta y ahora, el Tour. Es distinto. Pantani? Pantani es mi corredor. Siempre estuvimos juntos, desde el principio. Por el contrario, Nibali es un ciclista que llegó al Astana con un palmarés bueno. Estaba hecho ya. Aquí soy solo el director deportivo. Con Marco era el director, el amigo, un poco todo.
Qué diferentes campeones, Pantani y Nibali.
-Nada que ver. En el carácter, en el modo de correr, en todo. Nibali es un ciclista que puede seguir ganando mucho. Pantani ganó el Giro y el Tour -las dos el mismo año, 1998- y después se metió en una espiral mala. Su día a día era un problema. Marco no disfrutó de lo que es ganar un Tour porque al año siguiente tuvo un montón de problemas -la tasa de hematocrito alta que le bajo del Giro cuando iba líder- que me disgustaron mucho, por supuesto. Nibali, por el contrario, no es que acabe de empezar, pero todavía le queda un largo camino de triunfos. Sinceramente, creo que puede ganar muchas cosas más en su carrera.
¿Ha cambiado mucho Nibali en estos dos años?
-Ha cambiado mucho su forma física, su carácter, todo. Tiene un motor increíblemente fuerte con el que es capaz de competir de tú a tú con cualquiera, Froome, Contador, Wiggins, con los grandes ciclistas del momento. Ha crecido tanto en todos los aspectos que creo que ahora mismo es el corredor más grande que hay en el ciclismo.
Nibali parece un campeón tranquilo.
-La cabeza es importante y él se lo toma todo con tranquilidad. Ahora lo hace todo fácil, entrenar, correr, aguantar la presión? Ha encontrado un equilibrio físico-mental increíble. Por eso digo que está en el mejor momento para seguir ganando cosas importantes.
La primavera, de todas maneras, no fue sencilla.
-Cuando hay un Tour tan lejano, es normal. Tenía un objetivo que era el Tour y aunque todo el mundo pensaba que podía estar ganando antes, las cosas tienen su proceso y su razón de ser. Ahora todo se entiende mejor y no cuenta mucho lo que pasó en primavera, ¿verdad?
Vinokourov estaba nervioso. ¿Es cierto que usted le dijo el día que ganó Nibali en Sheffield que estuviese tranquilo, que confiase, que en realidad Vincenzo es un corredor como lo era él antes?
-Sí, y eso le tranquilizó. Lo necesitábamos todos. Vino estaba poniendo mucha presión sobre él porque la primavera no había salido bien. Pero ahora todo eso está olvidado.
Con el Tour que ganará mañana, Nibali emula a Felice Gimondi, el único italiano que había ganado Giro, Tour y Vuelta.
-Ya es un mito. Y eso hace que Vincenzo tenga que cargar en su espalda con todo el ciclismo italiano. La prensa le tiene en mucha estima y será bueno para nosotros porque el ciclismo en Italia ha pasado por malos tiempos, como en todo el mundo. Esto cambiará las cosas.