Así da gusto. Con cosas como las que nos dijo ayer el lehendakari Urkullu, que nos recibió en Lehendakaritza junto a varios miembros de su Gobierno, se enfila el día de otra manera. Nos habló antes de salir a entrenar por Araba de lo mucho que ha significado y sigue significando este equipo para Euskadi, de que es uno de los estandartes de la imagen del país, de que es la extensión del pueblo y de que, pese a los duros momentos que atravesamos, debemos seguir luchando.
Creo que Miguel se emocionó con el recibimiento y las palabras del lehendakari. Quizás le haya recordado otras épocas del equipo. No sé, lo cierto es que encaramos el día con fuerza. Fue como un desayuno revitalizante antes de salir a entrenar, apenas dos horas, antes de regresar a la caravana, comer unos sandwiches y unos cereales que teníamos preparados y volver a reunirnos con las instituciones, esta vez con la Diputación de Araba y el Ayuntamiento de Gasteiz. Luego, de nuevo sobre la bicicleta para regresar de Gasteiz a Derio, nuestro cuartel general estos días de vuelta a Euskadi en los que vamos completando poco a poco el calendario que nos espera y que tanto necesitamos. Ya nos han caído otros tres días de carrera en Portugal a finales de abril. Eso es bueno.
Reconozco que hoy es un día especial. Volvemos al principio. Al santuario de Arantzazu. Allí, ya saben, nació este equipo en 1993.
El autor es director del Equipo Euskadi