bilbao - En solitario. Sin mirar atrás. De manera repentina, Alberto Contador dejó sentado al grueso del pelotón. El de Pinto se quedó entre dos aguas, las de los mares Tirreno y Adriático, con un ataque de los de antaño, a 30 kilómetros de meta. Por delante suyo, un grupo de siete escapados caminaba hacia el infierno, el muro de Guardigrele, y por detrás, tras muchos y pesados metros de asfalto, los Nairo Quintana, Roman Kreuziger o Mikel Nieve. Ni rastro del líder, Michal Kwiatkowski, hundido entre la marea multicolor como consecuencia de una pájara de campeonato. Como si de un deja vu se tratara, Contador fue recortando distancias con los fugados al tiempo que lograba poner más tierra de por medio con el resto de favoritos. Imperó la lógica y el madrileño no perdonó. Si el sábado ganó y disfrutó; ayer, además, se gustó. Tanto, que, salvo debacle, se llevará la general de la Tirreno-Adriático.

Muchas eran las incógnitas que rodeaban al ciclista del Tinkoff-Saxo. Su cuarto puesto en el Tour de Francia del año pasado y las posteriores palabras de Oleg Tinkov -entonces uno de los patrocinadores y ahora dueño del equipo-, en las que criticó la profesionalidad del doble campeón de la ronda gala, no ayudaron. Quizá por ese motivo, y aunque se mostró reacio hasta última hora, Alberto Contador decidió cambiar su habitual trabajo de preparación invernal. Se concentró en Tenerife, en altura, en el techo de España. Todo por volver a ser Alberto el temible.

Ayer se reencontró con el corredor que brilló hace no tanto. Antes del monopolio del Sky en el Tour, cuando los detalles más mínimos no eran tan relevantes. La bicicleta Specialized bailó alegre entre sus piernas. Síntoma de que las cosas han cambiado con respecto al año pasado. "En este invierno he entrenado muy fuerte y más tiempo y ahora se ven los resultados", explicó ayer el propio corredor tras su exhibición en tierras italianas.

La etapa estaba marcada en rojo en la hoja de ruta de Contador. Los 192 kilómetros que separan Amatrice de Guardiagrele, con un muro infernal de 600 metros -con una media de 22,2% de desnivel de rampas de hasta el 30%- en los últimos dos kilómetros, el de Pinto sabía de la importancia de la jornada.

"Mi sueño era atacar en Lanciano e irme solo", reconoció tras bajarse de la bicicleta. Y fue en las primeras rampas del puerto donde comenzó a cimentar su triunfo. Endureció la carrera, enfiló el pelotón de los favoritos, del que no tardó en desaparecer Kwiatkowski, y poco después emprendió su aventura en solitario.

nieve, líder del sky Movistar no tardó en reaccionar. Igor Antón, que irá al Giro para ayudar a Quintana, asumió su rol y se puso a tirar del grupo en el que no estaban Thibaut Pinot ni Richie Porte, por enfermedad, que no comenzaron la etapa. El de la isla de Tasmania, líder del equipo en la Tirreno-Adriático, prueba que está disputando en lugar de Chris Froome, cedió los galones a Mikel Nieve. El navarro aguantó con los mejores y por momentos se sintió protagonista. "Contento con el trabajo de hoy, cada día mejores sensaciones. ¡Qué pena que se han acabado las etapas duras", escribió en su cuenta de Twitter. Una sensación que debe compartir Contador, que ha demostrado no tener rival en la montaña.

El de Pinto contactó con la cabeza de carrera, donde solo quedaban Benjamin King y Simon Geschke, antes de afrontar la definitiva subida a Guardiagrele. En medio del infierno, Alberto Contador se soltó la melena. No le hizo falta atacar, pues las imponentes rampas fueron suficientes como para impedir que sus rivales le siguieran la rueda. Nadie impidió su triunfo. Mientras disfrutaba de nuevo de las mieles del éxito -la de ayer fue su tercera victoria de la temporada-, el resto de favoritos sufría para mantenerse sobre la bicicleta en el muro. Especialmente dura fue la subida para Quintana y Nieve, que cedieron varios segundos con respecto al resto de favoritos. A falta de dos etapas, el de Pinto aventaja en 2:08 al colombiano, segundo, y en 2:15 a Roman Kreuziger, tercero. El navarro, que queda como líder del Sky, es sexto a 2:40 de Contador.

parís-niza En la París-Niza, Carlos Alberto Betancur (Ag2r), hizo historia al convertirse en el primer corredor colombiano en lograr la victoria en la prueba francesa, en la que el campeón francés Arthur Vichot (FDJ), se hizo con el triunfo en la la última etapa con salida y llegada en Niza, de 128 kilómetros. Los hermanos Izagirre concluyeron la prueba entre los 20 primeros de la general. Gorka fue vigésimo segundo y Jon, vigésimo noveno.