'Made in Gipuzkoa'
Ibai Daboz, que ganó una etapa en la Vuelta al Bidasoa, es la perla del Eki Sport Con ADN de ciclista, augura un futuro prometedor tras superar varias lesiones
bilbao. "Lo que más me sorprendió al conocerle eran las ganas que tenía por ser ciclista. Y, sobre todo, la convicción que vi en él. Le mirabas a los ojos y te convencía de que puede ser un corredor que lo va a dar todo". Jon Odriozola, director del Eki Sport, augura en Ibai Daboz un diamante por pulir. Al corredor de Lezo lo define como "completo y muy valiente". Después de pasar un calvario de lesiones que complicaron su salto a aficionados, Daboz se ha destapado como un ciclista a tener en cuenta.
"Ahora mismo tiene un punto de madurez para ser muy buen competidor", advierte Odriozola, "tiene muy buena visión de carrera, pero tiene un pequeño fallo: se entrega demasiado. Eso, algunas veces, le ha perjudicado a la hora de tener más triunfos". Pero el director destaca además otras virtudes que no se quedan solo sobre el sillín de la bicicleta: "Es un chaval muy humilde, muy guipuzcoano. Representa los valores típicos: trabajador y serio".
Ese compromiso le sirvió la semana pasada para ganar la tercera etapa de la Vuelta al Bidasoa y quedarse a un pasito de ganar la general. Tras el desgaste de cuatro días intensos, la musculatura de Ibai Daboz descansa y piensa en próximos objetivos como el Memorial Gervais y los Campeonatos de Euskadi. Él está convencido de que, si sigue como hasta ahora, "llegará alguna victoria más".
Dice no ser especialista en nada, pero disfruta en la lucha contra el segundero: "Me gustan las cronos y rodar en llano. La verdad es que cuando te sientes bien, disfrutas en todos sitios".
Ibai destaca ahora en el pelotón, pero lo cierto es que el frontón perdió un pelotari. "Empecé un poco en serio con la pelota. Me gustaba, pero era malo. A nadie le gusta perder y lo dejé", confiesa el lezotarra. Los genes le hicieron montar en la bicicleta. Su padre fue profesional en el Caja Rural, Artiach y Paternina. Su madre, Marian Berridi, también destacó en los pedales. Incluso su abuelo, Jesús, también se codeó en los mejores de su época. "Ellos entienden de esto, saben en cada momento cómo estoy. Han pasado por lo mismo y me ayudan mucho", explica Ibai, "me dan consejos. Vienen a todas las carreras. La víspera limpiamos juntos la bici mi abuelo y yo. Me acompañan y eso se agradece".
Mientras ve "difícil el salto a profesionales con los tiempos que corren", Ibai Daboz sueña con ser un ciclista combativo. Tiene como ejemplo a Vinokourov, "aunque cuando dio positivo me dejó un poco colgado...".