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Verona, el precoz

El ciclista madrileño, de solo 20 años, afronta su primera temporada en el Omega Pharma Compagina su vida en el pelotón con los estudios de Marketing

Verona, el precozZigor Alkorta

trapaga. Cuando los músculos de Carlos Verona comienzan a relajarse, después de que las manos mágicas del masajista hayan puesto todo en su sitio y hayan sacudido los kilómetros disfrazados de ácido láctico, el joven ciclista madrileño comienza con otro trabajo en su habitación del hotel. Sus compañeros duermen o repasan los incidentes de la etapa, pero él desenfunda los apuntes de Marketing y ejercita la mente. "La verdad es que cuesta ponerse a estudiar después de una etapa", confiesa Verona. Y eso que este año no está haciendo el curso completo: "El año pasado sí lo hice, pero fue mucho estrés. He visto que no me da tiempo y ahora estoy haciendo cinco asignaturas por año, medio curso". A sus 20 años, llama la atención la precocidad de este miembro del Omega Pharma y su madurez. "Nunca está de más el estudiar".

El hermano de su mejor amigo es el culpable de que Verona probase suerte en una escuela de ciclismo. Ahí se olvidó de sus inicios en el fútbol y el baloncesto: la bicicleta era lo suyo. Tanto es así, que siendo juvenil de segundo año, quien hoy es su novia, le dio a conocer el centro de alto rendimiento de Sant Cugat, en Catalunya. Tenía 17 años y no se lo pensó dos veces: "Tuve la oportunidad de que me dieran una beca para ir allí y la aproveché, no solo por el ciclismo, sino como experiencia de la vida. También tuve la posibilidad de compaginar los estudios con la bicicleta en una época muy difícil con la selectividad, etc.". Fue el pistoletazo de salida a tres años frenéticos. Fichó por el equipo profesional Burgos BH, donde brilló y llamó la atención de varios equipos potentes. Fue el Omega Pharma belga quien acabó fichándole. "Si miras para atrás, igual sí que ha pasado todo muy rápido, pero al momento eran las cosas que la vida te ponía delante", repasa el madrileño, "soy una persona que me gusta arriesgar. Si no arriesgas, no ganas. Algunas veces me he equivocado, pero intento vivir la vida a tope y, a veces, tal vez vaya demasiado deprisa".

Su adaptación al equipo de Boonen es total. Dice haber madurado como corredor: "Me siento cada vez mejor, noto que voy evolucionando como ciclista y estoy cumpliendo con las expectativas del equipo, que es lo importante. Ellos están contentos conmigo y yo estoy contento con ellos, así que todo muy bien". No obstante, reconoce que el pelotón World Tour "se hace duro porque llego de una manera muy prematura. Es muy duro porque va muy rápido, pero puedo estar ahí y estoy contento por ello".

Carlos Verona es un ciclista de envergadura, algo que no impide que se desenvuelva bien en la montaña: "Mido 1,86 metros. Me tengo que cuidar, pero si estoy bien de peso, en la montaña me defiendo más o menos bien". Además, está trabajando intensamente la contrarreloj: "Tengo la suerte de que estoy en un equipo con una marca de bicicletas, Specialized, que invierte muchísimo dinero en esta especialidad. Puedo hacer pruebas de aerodinámica e incluso tengo en casa una bicicleta de contrarreloj para entrenar".

Verona no ha elegido una estrella del pelotón como modelo. Admira a José Ángel Gómez Marchante "por su sencillez y su cercanía con el público". No es de extrañar entonces que Carlos ame el ciclismo: "Este estilo de vida es algo único. Soy feliz recorriendo el mundo".