bilbao. Entre los nudillos de Aitor Galdos (Ermua, 8-XI-1979) se escurre el tiempo. Al ciclista vizcaino se le agotan las posibilidades de encontrar un equipo profesional que cuente con él para la temporada 2013. A la vez que digiere la opción de poner fin a su carrera en el pelotón de élite, se muestra contrariado ante la decisión del Caja Rural de darle esquinazo, convirtiendo en agua de borrajas el acuerdo de renovación que tenían pactado.

Tras moverse en el mercado, Galdos se encuentra varado, esperando que aparezca una nueva vía que cambie el desenlace de su historia: "Ahora mismo no tengo nada, estoy sin equipo. La situación está complicada. Seguramente, tendré que decidirme por dedicarme a otra cosa. Buscar un equipo está imposible". El ciclista de Ermua ha corrido en el equipo navarro las dos últimas campañas y a sus 33 primaveras se había "hecho a la idea" de seguir una más sobre el sillín. "No sé por qué se ha acabado mi etapa en el Caja Rural", explica Aitor Galdos, "teníamos un acuerdo para 2013 que no han respetado. Para mí ha sido una sorpresa".

Tras su etapa de cuatro años en Euskaltel-Euskadi, Galdos encontró un atractivo proyecto en el Caja Rural, donde estaba muy definido cuál sería su labor: "Estar siempre con Manuel Cardoso y, cuando no estuviese él, aprovechar mis oportunidades. También intentar enseñarles un poco el oficio a los jóvenes. He intentado hacer mi trabajo lo mejor posible y ahí están los resultados". Echando una mirada al último bienio, Galdos está satisfecho con su papel: "Creo que sí he hecho méritos para estar un año más. He estado dos años muy a gusto en este equipo. Además, he tenido la oportunidad de conocer a una persona como Mikel Azparren, que creo que ha hecho las cosas muy bien mientras ha estado". Trabajar en un equipo humilde deja momentos especiales como el día en que la entidad recibió la invitación para la Vuelta España. Para Galdos es el mejor recuerdo de su última aventura: "Fue una cosa por la que luchamos y trabajamos todos los integrantes del equipo, empezando por Mikel como mánager, pasando por los corredores y terminando por los mecánicos. Todos formamos parte de esa invitación, todos hicimos méritos y fue una satisfacción. Poder correr una Vuelta a España y aportar al equipo fue muy bonito".

El principio del fin de Aitor Galdos en Caja Rural llegó con la destitución de Azparren. Desde entonces, su cabeza no ha dejado de adaptarse a las diferentes circunstancias y escenarios. "Ahora me estoy planteando cosas nuevas. Siempre he dicho que me gustaría seguir vinculando al ciclismo. Tengo el título de director deportivo para dirigir a ciclistas profesionales y esa sería mi ilusión si no pudiese correr".

En las últimas fechas ha ido ofreciendo sus pedaladas a diferentes equipos. Ha tenido un par de opciones, pero finalmente Galdos ha decidido "ser honesto conmigo mismo y con la gente que me lo ofrecía porque era una cosa que creo que a mi edad no podía aceptarlo". Sus plazos expiran y ya piensa en cambiar el chip: "Si no sale nada en dos semanas, soy consciente de que mi vida profesional como ciclista se ha terminado e intentaré trabajar como director de equipo. Me tocará llamar a muchas puertas".

Su debut en profesionales fue en el Nippo japonés, por lo que al corredor vizcaino no se le haría extraño dar el paso con un equipo extranjero. Si tiene que poner punto final al ciclismo profesional, tiene claro que probará en otras disciplinas por las que ha estado atraído: "Puede que haga ciclocross para matar un poco el gusanillo. Si no me sale algo de carretera, de momento voy a probar con el triatlón. Es una disciplina que me gusta y que me motiva más que el ciclocross. Siempre me ha llamado mucho la atención, he querido probarla y por estar en el mundo profesional nunca he podido hacerlo".