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"Euskaltel-Euskadi no puede existir sin el Tour"

Mientras el Tour de Francia descansa en Pau, Miguel Madariaga se acerca a Lourdes, como hace todos los años para visitar a la virgen, donde repasa para DEIA su trayectoria en la carrera francesa, de la que se despide estos días después de 13 años

"Euskaltel-Euskadi no puede existir sin el Tour"FOTO: A. LAISEKA

Lourdes. Por la mañana, Miguel Madariaga se despierta en Lescar, a un palmo de Pau, y como es día de descanso en el Tour, desayuna sin prisa y se despide de los corredores hasta la tarde. Una hora después, pasea por los jardines que se extienden a los pies de la basílica de Lourdes, junto a la gruta donde dicen que se apareció la virgen. Hay cientos de fieles caminando bajo el sol, otros tantos agrupados para sacarse fotos en las escaleras del templo y muchos más que empujan los carros de los enfermos que peregrinan para rezar a la virgen. Miguel lo hace desde hace 35 años. "Entonces tenía el taxi en Mungia y la gente venía mucho aquí. Salíamos por la tarde y tardábamos cinco horas. Cuando llegábamos yo descansaba en el coche, luego me daba un paseo y me acercaba a rezar con los demás", cuenta mientras elige un banco que se cobija a la sombra de los árboles para sentarse y hablar de su larga relación con el Tour ahora que le queda tan poco para despedirse. Luego, al acabar la conversación, se perderá entre la gente para visitar en la intimidad la gruta y rezar. "Rezo para que el ciclismo salga de donde está metido".

Agota usted las últimas etapas de su último Tour.

Es un tema que está decidido hace tiempo. En el proyecto del nuevo Euskaltel no tengo sitio porque quieren hacer algo diferente. Después de tantos años, ya no volveré más al Tour, al menos, como mánager de Euskaltel.

Eche un vistazo al pasado. ¿Cuándo supo por primera vez de la existencia del Tour?

Hace mucho, cuando no había televisión. Seguíamos al KAS por la prensa y por la radio. El Tour era algo que nos quedaba muy lejos y teníamos que imaginárnoslo.

Hasta que lo descubrió.

Pero eso fue mucho más tarde. Cinco años antes de sacar el proyecto del Equipo Euskadi empecé a venir con Alberto Pradera a esta zona, a los Pirineos. La primera vez estuvimos aquí, en Lourdes. Paramos en una cafetería que está en la parte de arriba y nos quedamos a dormir. Entonces estaba todo el Tour instalado en la ciudad. El equipo que más atención le llamó a Pradera fue el de Pedro Delgado, el PDM. Esa noche cenamos en el hotel, salimos a tomar algo y ahí fue cuando me dijo que se podía hacer en Euskadi un equipo como esos. Al año siguiente volvimos a Lourdes. Al tercero, vinimos con unos amigos de Gernika de Alberto, que cada vez estaba más convencido de lo que decía. En el quinto Tour fue cuando se empezó el tema en la Diputación de Bizkaia con el difunto Urrutxurtu, José Luis Bilbao, Koldo Mediavilla y Joseba García.

¿Usted siempre dice que el Equipo Euskadi nació para correr el Tour?

Era la premisa principal. Alberto quería un equipo de vascos para que corriesen el Tour.

¿Y usted qué pensaba?

Que era una idea buena. Viendo lo que era el Tour era deseable pensar en crear un equipo para correrlo, pero entonces no nos imaginábamos la porquería que había detrás de lo que a nosotros nos parecía tan bonito. Nada más empezar y ponerme de presidente de la Fundación Euskadi pensé en marcharme porque aquello no era como creíamos, pero era ya demasiado tarde.

El equipo, de todos modos, salió en 1994 y tardó ocho años en presentarse en la salida del Tour.

Es que no era tan fácil. 1997 fue el año más duro de mi vida al frente del equipo, si exceptuamos este. Entonces me embargaron todos mis bienes por un tema que sabía que estaba haciendo mal pero no me imaginaba que pudiese ser algo tan gordo. Me embargó la Hacienda de Bizkaia porque lo que yo hacía era retener una cantidad a los corredores y con esa misma retención les pagaba. Lo tenía que hacer porque no entraba el dinero, pero era un delito. Y bien que me hicieron saberlo. Salimos, pero estábamos tocados. El proyecto no tenía futuro si no salía una empresa privada que lo apoyase. Fue cuando apareció Euskaltel. Un año después, en 1998, me presenté en el Tour y me fui directo adonde Jean Marie Leblanc.¿Qué le dijo?Le expliqué que queríamos correr el Tour. Y él me habló de que conocía perfectamente el equipo y su filosofía, pero que, aunque le gustaba, tenía que cumplir unos requisitos para poder correr el Tour. Me dio una lista con todo lo que teníamos que hacer. La leí y pensé que era imposible cumplir todo aquello.

¿Qué les pedía?

El problema era la infraestructura y todo el asunto de logística. Nosotros no teníamos autobuses y andábamos con coches alquilados, como podíamos. Cuando volví a casa me reuní con José Luis Bilbao y le conté lo que me había dicho Leblanc. La Diputación de Bizkaia echó el resto. Un año después, estaba de nuevo en el Tour para hablar con Leblanc, le enseñé todo lo que habíamos hecho y me dijo que empezase a pensar en contratar a alguien que nos hiciese de guía en el Tour porque en breve el equipo iba a ser invitado.

¿Por qué le entró tan bien por el ojo el equipo a Jean Marie Leblanc?

No sé. A Leblanc le dije que si me apoyaba y conseguíamos estar en el Tour este equipo iba a ser grande. En Navidades del año 2000 estuve con él en París y me habló de que teníamos muchas probabilidades de correr al siguiente año, pero que no me podía decir nada más.

La invitación llegó en mayo, apenas un mes antes de viajar al Tour.

Estábamos en el hotel Seminario de Derio. Tengo un recuerdo muy bueno. Fue algo grande. Pero con la invitación llegaron también cosas muy duras que no quiero recordar.

¿Recuerda su desembarco en el Tour?

Recuerdo que fue un inicio negro porque nada más empezar Txema del Olmo dio un valor demasiado alto de hematocrito. Vinieron Leblanc y Pescheux al hotel a hablar conmigo. Me dijeron lo que tenía que hacer y cumplí todo a rajatabla. Entonces pensé que todo se iba al traste porque a muchos equipos, sobre todo a los franceses, les había molestado mucho que el Tour nos invitara y cargaron contra nosotros. Leblanc me mandó llevar las cosas por otra dirección y obedecí.

Y en Luz Ardiden, va y gana Laiseka.

Es mi mejor recuerdo del Tour. Después de la etapa vino Leblanc y me dijo: "Los Pirineos son de Euskaltel-Euskadi".

¿Leblanc ha sido la persona del Tour que más ha querido al equipo?

Creo que sí. Cuando se jubiló y dejó la dirección del Tour, tuvo el detalle de venir a la presentación del equipo a Bilbao. También Pescheux me ha apoyado mucho.

¿Qué significaba para Leblanc que Euskaltel-Euskadi corriese el Tour?

Él me decía que éramos el símbolo de los vascos y para los franceses los vascos representaban al buen aficionado al ciclismo, además de tener fama de ser personas honradas, nobles y de palabra. Hubo un año que fuimos a correr una carrera a Bretaña, la tierra de Hinault, donde tienen el mismo sentimiento nacionalista que los vascos y el recibimiento que nos hicieron fue espectacular. Allí estuvo Leblanc, que luego me escribió una carta de felicitación por el cariño que la gente le tenía al equipo.

¿Su mejor momento en el Tour es la victoria de Roberto Laiseka en Luz Ardiden?

Es el mejor porque es el primero y no sabía lo que significaba lograr algo así. Luego recuerdo con mucho cariño todos los triunfos, pero hasta el año pasado no experimenté nada parecido a lo que se siente ganando la montaña en el Tour. Eso fue increíble porque tiene mucho valor para el Tour, para Francia, para la afición y para el propio corredor y el equipo. Y me lo hizo descubrir Samuel. Eso y el valor que tiene un oro olímpico.

¿Qué le ha quedado por hacer en el Tour?

Nada. Hombre, no lo hemos ganado, pero yo siempre he sido muy consciente de que un equipo como el nuestro no puede aspirar a ganar el Tour.

Alguna vez sí soñaron con algo así.

Bueno, soñar es gratis. Lo que sí me hubiese gustado habría sido pisar el podio alguna vez, que creo que lo hemos tenido al alcance.

De los trece, ¿cuál ha sido el mejor Tour?

El más brillante en cuanto a resultados, el del año pasado. Pero de todos guardo buenos recuerdos.

Y malos.

Los positivos y todo lo relacionado con el dopaje me han hecho pasar momentos muy duros.Hubo algunos de esos episodios en el Tour pero el equipo los resistió todos.Los resistió porque tuve mucho apoyo del Tour y me aconsejó bien la UCI. Eso es lo que me ha salvado.

También tuvo enemigos. Quizás ninguno tan duro como Bernaudeau.

Bernaudeau se metió donde no se tenía que meter cuando el asunto de Losa en 2004. Pero al menos él era claro. He tenido otros enemigos en el Tour que me pasaban la mano por la espalda y yo sabía que me estaban intentado joder.

¿Y este último, qué sabor le deja?

Me voy con un poco de pena. Siendo el último me hubiese gustado salir por la puerta grande, como los toreros. Pero el ciclismo es así, hemos tenido mala suerte y contra eso no se puede hacer nada. De todas maneras, me voy orgulloso porque los que se han quedado lo han dado todo. Me quedo, también, con el trabajo inconmensurable que está haciendo Gorka Gerrikagoitia. Y no descarto que en las etapas que quedan los chicos me den una alegría y ganen una etapa.

¿Qué va a hacer Miguel el próximo mes de julio?

Vendré al Tour porque ya me ha dicho Pescheux que el próximo año se celebra el centenario, 100 ediciones ya, y me van a dar una invitación especial para que esté a su lado.

¿Usted podrá vivir sin el Tour de Francia?

Claro que puedo.

¿Y Euskaltel-Euskadi sobreviviría sin correrlo?

No, eso no puedo ser. De hecho, el equipo no existiría sin él. Pero me consta que el Tour desea que Euskaltel-Euskadi siga corriéndolo.