bilbao. El amor por las dos ruedas, por la bicicleta, reunió en la mañana de ayer a un total de 7.791 ciclistas en Bilbao, en la decimosegunda edición de la marcha cicloturista que tiene marcado el inicio y la llegada en la Gran Vía de la capital vizcaina. La pasión por un deporte que encuentra su ser en quienes lo alimentan cada fin de semana por las distintas carreteras, donde se cruzan con coches y camiones, donde sus vidas en numerosas ocasiones son puestas en peligro por una única y simple razón, el amor a la bicicleta. Pocas son las ocasiones en las que estos locos de la bici tienen la oportunidad de reunirse en grandes grupetos y rodar a sus anchas por las carreteras. Esa ocasión la brindó una vez más la Bilbao-Bilbao, una prueba que no tiene palmarés, una fiesta multicolor en la que todos son ganadores, en la que no hay perdedores. En definitiva, un placer para los ciclistas que en la mañana de ayer tuvieron la oportunidad de rodar por los 115 kilómetros del recorrido bien resguardados del tráfico, a pesar de que en algunos puntos tuvieron que convivir con él.
El buen tiempo, a pesar de que en principio se preveía algo inestable, acompañó a los más de 7.700 corredores a lo largo de toda la mañana, algo que, por supuesto agradecieron al término de la prueba. "La mañana ha sido perfecta: buen ambiente, buen tiempo y muchos ciclistas unidos por una misma pasión", se congratulaba uno de los participantes. Desde dirección de carrera, el máximo responsable de la misma, Iñaki Oria, señaló que desde la organización están "muy contentos" por la gran afluencia. "Ha habido menos gente que el año pasado, pero era algo que preveíamos por las previsiones meteorológicas. Aun así creo que hemos cumplido con nuestro principal objetivo, que la gente haya disfrutado de la bicicleta", añadió.
La fiesta multicolor en la que se convirtió una vez más la Bilbao-Bilbao, reunió a gente llegada desde distintos puntos del Estado en representación de los numerosos clubes ciclistas estatales. Ciclistas llegados desde Asturias, Burgos o Madrid fueron los encargados de dar colorido a la prueba, una marcha cicloturista en la que la presencia de mujeres no fue demasiado numerosa. "La pena con la que me quedo este año es que no hay demasiadas chichas corriendo, aunque por fortuna cada vez somos más. Ojalá que el número vaya incrementándose y podamos ser bastantes más", reflexionaba Noelia, mientras recuperaba fuerzas tras el esfuerzo realizado.
sin límite de edad El trazado, no demasiado exigente pero que sí requiere un mínimo de condición física, no encuentra límite de edad para los participantes de la Bilbao-Bilbao; buena prueba de ello, todo un ejemplo de superación es Paco, llegado desde Madrid, del club ciclista Pozo Entrevías y que ha participado, a sus 72 años de edad, en las 12 ediciones que llevan disputadas. "Seguiré viniendo siempre que pueda, es una prueba fantástica", reconoce.