Bilbao. Después de la gran victoria de Igor Antón en la etapa de ayer, la Vuelta vuelve a dejar hoy su huella en Bilbao. Será en la salida de la 20ª etapa -la penúltima de la actual edición-, programada para las 12.40 horas en Botica Vieja. Pero ese no será el único momento en el que los aficionados vascos al ciclismo puedan disfrutar de la presencia de sus ídolos, ya que se prevé que hagan acto de presencia en torno a las 11.30 horas, quince minutos antes del control de firmas y una hora antes de que todo arranque y se ponga en marcha; de que la Vuelta abandone las calles de la villa y enfile un nuevo recorrido con punto y seguido en Gasteiz.

Antes de llegar a meta, sin embargo, los ciclistas tendrán que completar una etapa de 187 kilómetros, con subidas a cuatro puertos -Karabieta, Elosua, Kanpazar y Urkiola- que no resultarán precisamente suaves, dada la fecha de competición y el kilometraje que acumulan en sus piernes en la Vuelta, que concluirá mañana en las calles de Madrid. Pero eso será otra historia. El presente lo marca la 20ª etapa, que pasará por Galdakao -alrededor de las 13.00 horas- acto seguido de abandonar Bilbao. Amorebieta, Arriandi, Iurreta y Durango serán las próximas estaciones de un pelotón que tratará de administrar sus fuerzas en vistas a lo que les aguardará en la parte final del recorrido. En el kilómetro 138 de carrera. Allí espera Urkiola. Un puerto de primera categoría llamado a ser el último espaldarazo a la Vuelta y a poner, por última vez, patas arriba el pelotón.

urkiola, último test "Sí, estoy a un paso de ganar, pero hay que darlo todo y mañana en Urkiola seguro que Froome me va a volver a atacar", afirmó el actual líder de la Vuelta, Juanjo Cobo, tras la etapa de ayer, en la que consiguió mantener el liderato al entrar en línea de meta con el mismo tiempo que su más inmediato perseguidor, al que solo aventaja en 13 segundos. Y es que, los ciclistas son conscientes de la dureza del puerto vizcaino, el último que se ascenderá en esta edición de la Vuelta. Y no será un puerto cualquiera. Ni tampoco de puro tránsito.

Comenzando en el casco urbano de Mañaria -que servirá de paso previo para el pelotón alrededor de las 16.10 horas-, los ciclistas iniciarán la subida a Urkiola con un comienzo no demasiado exigente, para después, a unos 400 metros, hacer frente a la primera serie de curvas de herradura que constituyen los primeros 2,5 kilómetros de ascensión. Poco después llegará el tramo más exigente y complicado para los ciclistas, que tendrán que redoblar esfuerzos para hacer frente a las rampas de Txakurzulo, la recta con mayor inclinación y dureza de todo el puerto.

Ese será el momento de la verdad. La última gran lucha por el maillot rojo. Por comprobar el estado de los aspirantes. De Cobo y de Froome. A pesar de que la cima está colocada a unos 46 kilómetros de la línea de meta, esa será -a falta de las bonificaciones- la última gran opción para todos. El momento para los valientes y los capaces. Para descubrirse las caras y ponerse el mono de trabajo en lo que supondrá el último gran escollo. "Puede ser la última oportunidad", aseguraba ayer el británico Christopher Froome, segundo en la general, en el día de Igor Antón. En el día de Euskaltel, que ayer añadió una etapa más ayer a su elenco de triunfos en las tres grandes de este año -dos en el Giro, una en el Tour y, gracias a la de ayer, otra en la Vuelta- y que suma ya, siete victorias de etapa en la presente temporada.

Así, todavía en carreteras vascas, y con el puerto de Urkiola como invitado de excepción, Igor Antón y los demás integrantes de Euskaltel volverán a luchar por alzar los brazos y reinar en un territorio, que tras la vibrante etapa de ayer -en la que los aficionados vascos demostraron sentir muy dentro la llamada del ciclismo-, se despedirá de la Vuelta.