bilbao. Hay quien para explicar la ausencia del Seguros Bilbao en la próxima edición de la Vuelta a Bidasoa, la ronda por etapas sub"23 más prestigiosa de Euskadi que se disputa en mayo, se agarra a la comparación, menciona el Tour de Francia como si nada y aduce que allí también, los franceses, tienen cuatro invitaciones que barajan y reparten como les viene en gana, sea justo o no. La justicia, tan ambigua, para los franceses pasa por mimar su ciclismo aunque haya que dejar fuera del Tour al poderoso Geox. La justicia para la prueba guipuzcoana pasa por dejar fuera al modélico equipo vizcaino, referente ineludible de la cantera vasca, porque, y es realmente lo que subyace en este asunto, el pasado invierno se atrevió a fichar a Jon Ander Insausti, un prometedor junior guipuzcoano, campeón estatal sub"23 de ciclocross este mismo enero.
La fuga no es perdonable en Gipuzkoa, donde, ya se sabe, una ley no escrita pero acordada en la asamblea de su federación dice que ningún corredor de la cantera puede traspasar la frontera del territorio en su primer año como aficionado. Debe correr en Gipuzkoa, donde fue criado, porque, entienden sus federativos, que son los que dictan la orden pero se niegan a hablar del tema, es la única manera de mantener la salud de su ciclismo, perpetuar la vida de algunas estructuras aficionadas modestas y necesarias y justificar el trabajo que se realiza en la base.
Así ha sido durante los diez últimos años, tiempo en el que se ha mantenido inamovible un acuerdo que quizás sea ilegal pero que nadie se ha atrevido, o se ha molestado, en denunciar. Tiempo en el que el campo aficionado ha vivido una revolución gigantesca a la que es ajena el acuerdo, que exige, al menos, una reflexión porque sigue generando situaciones tan disparatadas como la de que un equipo de la jerarquía del Seguros Bilbao se quede fuera de una carrera de la nobleza de la de Bidasoa, aunque, es cierto, esta no tenga la obligación de invitarle, y, también lo es, el conjunto vizcaino era conocedor desde que fichó a Insausti de las consecuencias que esa maniobra podría acarrear.
Por el mismo trance que el Seguros Bilbao ahora pasó en 2010 el Koplad-Uni2 sopeloztarra. Reclutó a Unai Intziarte y sus opciones de disputar por primera vez la Vuelta al Bidasoa, que tampoco eran muchas dado el carácter modesto del equipo, se diluyeron inmediatamente. Intziarte corrió el año pasado con licencia vizcaina porque le pusieron mil trabas en la Federación Guipuzcoana y finalmente se tuvo que empadronar en Getxo, en casa de su amama. Hace años, Sergio de Lis, que luego corrió en Euskaltel-Euskadi, y Rubén Zabaleta quisieron y pudieron correr su primer año de aficionados en el Alfus-Tedes, equipo vizcaino que sorteó las consecuencias sacando la licencia de ambos ciclistas con el C.C. Donosti Berri.
Al contrario, el viaje de ida de un juvenil vizcaino a Gipuzkoa no encuentra oposición ni es objeto de polémica. Dicen que esa permisividad, esa política abierta, es problema de la Vizcaina. Haritz Orbe, uno de los mejores junior en la temporada 2009, pasó directamente al Bidelan-Kirolgi, equipo bandera guipuzcoano. Y el ermuarra Peio Goikoetxea descubre este año el campo sub"23 en el conjunto Debabarrena.