El mundo de las redes sociales lo ha revolucionado casi todo y en torno a él se han creado profesiones como la de influencers o creadores de contenido: personas, generalmente jóvenes, que consiguen seguidores con las publicaciones que suben a sus redes sociales y que, cuando ya tienen una cantidad importante de fieles, tratan de monetizar sus posts.

Comer o cenar gratis

Lo hacen mediante acciones publicitarias, ya sea cobrando por anunciar o recomendar algo o con intercambios: publicidad a cambio de un viaje, de un alojamiento, de una cena… Y en este último caso ya son unos cuantos los restaurantes que se quejan de la cantidad de ofrecimientos que reciben por parte de estos influencers, que proponen comer o cenar gratis a cambio de subir una publicación o unas stories a sus redes sociales promocionando al local.

La venganza de un chef

El chef Santi Temblador, del restaurante sevillano El Cuelgue, se ha hartado de esa nueva costumbre y ha optado por buscar su propia venganza. “Me ha vuelto a pasar y me han mandado varios emails un par de instagrammers que quieren cenar gratis. Esta vez he decidido tomármelo con humor”, explica en su cuenta de Instagram, en la que ha mostrado en dos posts los vídeos de lo sucedido, que se ha hecho viral en diferentes redes sociales.

Los influencers, dos hombres jóvenes a quienes no ha identificado ni mostrado sus caras en ningún momento, quedaron en ir a cenar el 4 de diciembre y él decidió servirles “una cena gratuita”, pero a su manera.

Bocata de mortadela

En el vídeo que ha subido a las redes se ve cómo les prepara un bocadillo de mortadela con aceitunas. “Disponemos el embutido en finas lonchas y lo vamos distribuyendo de esta forma para tener una cena digna de un creador de contenido al nivel que tienen. Que no les falte mortadela con aceitunas a las criaturas”, explica.

Y a partir de ahí lo que sucede es captado por las cámaras de seguridad del local. Se ve a los jóvenes llegar al restaurante a las nueve de la noche. Temblador los recibe amablemente, los sienta en una mesa y les dice algo que ya podía haberles hecho sospechar: “Os voy a poner el menú que suelo poner a la gente que viene pidiendo comida, ¿vale?”.

Es entonces cuando aparece con los bocadillos de mortadela con aceitunas y dos vasos de agua del grifo. Ellos le hacen las habituales fotos para subir a sus redes y se lo comen, antes de grabar también la barra, que debía de estar llena de tapas.

Esperan más, pero no llega

“Te cojo la carta, eh”, dice uno de los jóvenes, convencido de que el bocata es sólo un aperitivo y que ahora podrán elegir lo que quieran. Gratis, claro. Pero el chef le para los pies rápidamente. ”Si queréis algo de la carta ya sería pagando, eh”, les advierte.

El otro chico se queda desconcertado, pero aún no entiende lo que está pasando. Cree que con lo que les ha dicho el cocinero ellos no van a poder elegir lo que quieren, sino que será un menú fijo. “¿Cuál es tu idea? ¿Qué nos vas a sacar?”, le pregunta.

Ante todo, educación

Y él zanja el asunto rápidamente. “No, ya está, eso es lo que voy a sacar, eso es lo que yo le pongo a la gente que pide de comer”. “Pero a cambio la promoción y tal...”, le responde uno de los jóvenes, y él se mantiene firme. “Ah, no, pues entonces es un malentendido. Es que cuando pasa gente pidiendo algo de comer les pongo siempre un bocata, pero yo suelo cobrar a todo el mundo”.

“Pensábamos que lo habíamos dejado claro”, responde el joven. “No, no, es que yo nunca suelo hacer eso. Si me piden comida yo siempre doy algo, pero más no. No me lo puedo permitir, son muchos costes, mucha pasta, seguros, alquileres y demás y cuesta mucho sacar un negocio adelante”, argumenta Temblador, que consuma su venganza. Eso sí, los jóvenes, muy educados en todo momento, preguntan si tienen que pagar el bocadillo, pero les dice que no.