Las reseñas de Google otorgan un poder inmenso al cliente de establecimientos hosteleros, entre otros, ya que con la puntuación que les dan y los comentarios que dejan pueden influir notablemente en el éxito o fracaso de un bar o restaurante, animando o desanimando a acudir a futuros clientes. Muchas veces esas reseñas son justas, pero en otras ocasiones se exageran al dejarse llevar por una mala experiencia.
Es bastante habitual ver a clientes que se quejan de cualquier cosa de uno de estos locales, a veces con críticas injustas y mala educación, y en muchos casos el propietario responde de forma sosegada e intentando ofrecer su versión para que quien lea la reseña tenga las dos opiniones y pueda hacerse una idea más cercana a la realidad.
Guerra de insultos
Por eso sorprende el caso del dueño de un restaurante que, tras recibir una crítica en Google bastante irrespetuosa, ha respondido de una forma todavía más desafortunada. La ha compartido en sus redes el profesional de la hostelería Jesús Soriano, responsable de la cuenta Soy Camarero, que se dedica a mostrar injusticias, situaciones desagradables, ofertas indecentes, pero también cosas buenas, que pasan en su sector. "¿Quién se pasa más?", ha titulado Soriano el post.
El cliente publicó la siguiente reseña, otorgando al restaurante una estrella sobre cinco, la puntuación mínima. “El dueño es buena gente, pero por culpa del hijo y las maneras tan chulas de contestar a un cliente que ha ido a comer montones de veces, jamás iremos a comer más allí. Ale, gordete, a seguir con esa actitud, que restaurantes hay a montones”, escribió, con unas cuantas erratas que hemos eliminado para facilitar la comprensión.
Respuesta aún peor
Si ese “gordete” sonaba ofensivo, ojo a la respuesta del restaurante, se supone que del propietario, que parece explicar que el enfado del cliente se debe a que no le invitaron a un café. “Vale, bizco, sé quién eres y se ven las ganitas de atención que tu mujer no te da”, comienza, directamente al ataque. “Si eres tan hombre no te escondas y esperes tres semanas a poner la reseña, y me dices ‘gordete’ en la cara, machote, que si por un café te pones así después de que te hemos regalado el chupito miles de veces y te llevaste una vez un Marlboro gratis...”, prosigue, también con una ortografía muy deficiente.
Y aún se guarda la traca final, la parte más desagradable del mensaje. “Pero si por un café dejas de venir después de que te dije que ‘haga usted lo que desee’, si eso es faltarte al respeto te respondo con chulería: con el menú tuyo y de tu hijo nos limpiamos el siempre sucio. Esperamos no volver a verte porque clientes así sobran en este mundo, así que ya sabes lo que tienes que hacer”.
"Empate"
Entre los comentarios que ha suscitado el post muchos opinan que hay un “empate” entre ambos. “De curso no pasará ninguno. Los dos suspendían Lengua en el colegio, el dueño, nota aún más baja”, dice un usuario de X. “No iría a ese restaurante ni atado. Pero tampoco atendería a ese cliente ni aunque fuese el único...”, reflexiona otro. “No sé, pero yo cerraría con llave cuando estén todos dentro y tiraría la llave al río”, propone otro.