ES uno de esos mundos que aparecen, año tras año, por estas fechas. Les hablo de El Cascanueces, una de las piezas eternas del ballet clásico, una narración encantadora que despierta la imaginación, llevándonos al reino de la fantasía. Un sueño navideño con muñecos animados, criaturas malvadas y un héroe inverosímil: el Príncipe Cascanueces. Para quienes aún creen en la creación fantástica de Piotr Ilich Tchaikovsky no hay maravilla más grande que el famoso Opus 71, lleno de melodías tan notables como la Danza del Hada de Azúcar y El Vals de las Flores.

Tchaikovsky National Ballet se encarga de que no falte en Navidad una fábula con el que revivir una de las historias más emocional y estéticamente vinculada al mundo de los sueños, la inocencia y la bondad interior. Todo ese universo llegó al escenario del Auditorium de Euskalduna Bilbao, una fantasía escrita por Alejandro Dumas que, a su vez, se inspiró en el célebre cuento de E.T.A. Hoffmann, El cascanueces y el rey de los ratones. Se representó con la coreografía primera de Lev Ivanov y libreto de Marius Petipa, en una producción fiel al ballet más puro, a la perfección de sus líneas y la sobriedad de sus coreografías. Quienes ayer se acercaron a Euskalduna Bilbao lo disfrutaron de lo lindo.

A la cita con ese reino mágico que se puso a su alcance no faltaron Susana Alagüero, miembro de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo; Esmeralda Herlo; Guadaplupe Martín, Carmen Martín y María Jesús Martín, acompañadas por Guadalupe González; Gloria Fernández, Iker de Luis, Beatriz de Luis, Marta Herreros, Mariola de Luis; Aizeti Carlos de Vergara e Iratxe Leon quienes sumergieron en ese lugar extraordinario a las jóvenes Alaia Greenwood y June Martínez; Irati y Marian Bengoetxea, acompañadas por Ane Urrutia; Ivan Carlos Martínez, Dolores Rey, Jagoba Urrutikoetxea, Matxalen Agirre, Isabel Pérez-Pons, Xabier Arrieta, Begoña Arrieta, María Echebarria, Esther Zaballa, Diana Castro, Susana Echevarria y unos rostros sonrientes que acudían en tropel, la mayoría conocedora de cuanto les esperaba.

Las jóvenes Nagore Etxebarrioa, Olatz Iriarte y Miren Aizpurua, por ejemplo, han visto la obra tres veces. Son bailarinas en ciernes y les apasiona. Se sumaron a la corte de los espectadores Estíbaliz Palomar, la joven Naia Castañeda, Ana Huerta, Noemí Fernández, junto a las jóvenes Nikole Atxutegi y Kattalin Atxutegi; Miren Ugarte, Irati Gorostiaga, Álvaro Mendizabal, Janire Agirre y Aitor Alonso entre otra gente.

Llena de romance y ensueño esta obra maestra exalta la capacidad de soñar de los niños y la autenticidad de sus sentimientos: habla del primer amor de Clara, una niña que recibe un cascanueces como regalo. Esa noche, el juguete cobra vida y la transporta a un mundo mágico donde se enfrenta a la Reina Ratona y su ejército. Luego el príncipe, lleva a Clara al Reino de los Dulces. Y el mundo se hace fantasía.