Eran otros los tiempos en los que nevaba sobre San Mamés. Y no me refiero al célebre partido frente al Manchester United, un 5-3 tan legendario que bien pudiera equipararse al relato de Excalibur, la espada del corazón de león. Y tampoco a la noche aquella en la que el portero camerunés, Nkono, salía de San Mamés aterido de frío y calentito por la goleada (fue un 5-1, creo...) y confesaba que era la primera vez que había visto la nieve en su vida. No, no les hablo de ninguno de esos días. Les hablo de un San Mamés encapotado de pañuelos blancos, hábito propio de los tiempos en los que la gente llevaba pañuelo y el Athletic marcaba, entre sus arrebatos, hermosos goles dignos de saludo. Y en los días a los que me refiero, Manolo Sarabia fue un agricultor de buena mano. Él fue un recolector de pañuelos blancos y, entre tantos bellos, quedó para la leyenda uno contra el Las Palmas, ¿se acuerdan...?

Hoy Sarabia es aitite y no está ya, me temo, para ejercer de pantera rosa sobre las áreas. Ha escrito, eso sí una suerte de biografía, Chaval, ¿quieres venir al Athletic? a cuatro manos junto a su pareja de viaje, Begoña Armesto. Es la respuesta a cuantos le pidieron que contase lo que vivió en el fútbol y una suerte de carta al futuro para sus nietos, por si vienen un día y le dicen “aitite, dicen que eras un mal compañero”. Lo contó con lágrimas en los ojos en un córner VIP de San Mamés. Agradeció que el club le ayudase en la presentación (al parecer el presidente Jon Uriarte no pudo ir al acto, ya camino del partido frente al Ludogorest, y en su nombre acudió la directiva Goizalde Santamarina...) y a los camaradas del mundo del fútbol que le acompañaron. Desde el equipo de los frailes de Sestao, donde coincidió con José Ignacio Cuñado y el capitán Juan Zarate, con quien luego jugaría de nuevo en el San Pedro, como también lo hizo con Juan Mari Sanz, donde firmó su primera ficha federativa con 12 años. Antes recordó al equipo de su cuadrilla, el Stoke City (le pusieron ese nombre porque el equipo británico jugaba de rojiblanco...), de donde acudieron los hermanos Mancisidor. Del Barakaldo acudieron Juanra Valleja, Txetxu Larreina, Juan Carlos Herrero y Juanjo Elgezabal, con quien emprendería el viaje de su vida, hacia el Athletic.

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En imágenes: Así ha sido la presentación del libro de Manu Sarabia en San Mamés Borja Guerrero

El propio Sarabia se encargó, de nuevo, de agradecer a los viejos leones que ayer le acompañaron. Además del propio Elgezabal, les alabó su presencia a José Ángel Iribar, Ángel Villar, Santi Urkiaga, junto al que dormía (en la misma habitación, quiero decir...) en muchas concentraciones, Andoni Goikoetxea y Txato Núñez. De aquel Athletic campeón también se vio a Juanjo Campa y al médico Ángel Gorostidi. Y de la historia del Athletic, llegó quien fuera presidente José Julián Lertxundi, junto a su hija Ana.

En un rincón Pablo y Aitor Sansebastián, de la Librería Universitaria, vendían los libros. A la cita llegaron gente del fútbol como Quique Setién y el periodista Paco Grande; el artista Darío Urzay junto a su hijo Adrián; Juan Antonio Lozano y Enrique Torres llevaron una foto del Athletic campeón, enmarcada y acristalada, para que la firmase el propio Sarabia, y Jon Narbaiza acudió con una pantera rosa de peluche, acompañado por Domingo Herrera y Alejandro Sanz, de los tiempos del Logroñés. A la cita tampoco faltaron Agustín Gainza, descendiente del viejo Piru, que fue quien le preguntó “Chaval, ¿quieres jugar en el Athletic”; Carmelo Rodrigo, Endika González, Olatz Campo, Beatriz Armesto, Txema Velázquez, Juan Carlos Arana, Nahia Etxeandia, Xabier Arostegi, Marisa Bernaus, Iria Calvo y Héctor Fernández; familia directa de Manolo como sus hermanos Lucía y Lázaro Sarabia y su hija Oihane Sarabia, entre otra gente cercana. Manu no habló sobre Javier Clemente. No era el día. A partir de hoy, dijo, está dispuesto a contestar cualquier cuestión al respecto.