ES uno de esos espíritus grandes que pasan desapercibidos por mucho que su valía sea morrocotuda. Les hablo del compositor Félix Ibarrondo (Oñati, 1943), nacido en el seno de una familia de tradición musical, quien se ha convertido en una de las figuras más importantes de su generación hasta el punto que tiene la medalla de oro de las Bellas Artes. Félix se formó en los Conservatorios de Donosti y Bilbao y siguió estudios de Filosofía y Teología. Reside en París desde 1969. Su obra está influida por los compositores Maurice Ohana y Francisco Guerrero, a quienes le unió una gran amistad. Se inició en la música electroacústica a través del GRMC o Grupo de Investigaciones Musicales, fundado por el compositor Pierre Schaeffery frecuentado por músicos como Iannis Xenakis o Bernard Parmegiani. Todo un personaje, ya les digo, al que ayer homenajearon en el conservatorio Juan Crisóstomo de Arriaga, allá en Sarriko, por iniciativa de Ensemble Kuraia.

Bajo la dirección de Andrea Cazzaniga organizaron un recital en conmemoración de su 80 aniversario donde se interpretaron piezas del compositor como Boreas para clarinete y violonchelo; Fluxus para flauta y piano y D’un soufflé para flauta, clarinete, violín, violonchelo y piano. Se redondeó el recital con Kaleidoskope, obra de Diego de Amigo y Di lì a seis giorni, una obra que estrenó Mikel Chamizo. La ejecución corrió a cargo de Berta Fresco, Luis Ibiricu, Belén Fernández, Sergio Barranco y Xabier Calzada.

Y allí estaba él, el Félix de los ingenios si me lo permiten decir así, en el auditorio del conservatorio, acompañado por Maribel Roldán. Entre armonías. A la cita no faltaron , Lina García, Izasku Madariaga, Karlos Ameztoy, Carmen Palacios, Mari Carmen Ballesteros, María Luisa Aranguren, Carlos Garate, Izaskun Olaizola, confesa seguidora de Ensemble Kuraia; Aitziber y Daniel Blanco, Joseba Martínez, Pilar Vallejo, Juan Carlos Iriarte, quien recordaba, a la entrada, que el sello Orpheus editó el Cd Barne Hegoak con música de Ibarrondo, quien donó todas sus partituras manuscritas a la Biblioteca Nacional; Isabel Agirre y un buen número de seguidores.

Uno no sabe bien si la juventud que acudía a las aulas del conservatorio sabían de la presencia de Félix o, siquiera, de las virtudes de Félix. Sí lo conocían, eso sí, José Antonio Calzada y María Luisa Ordeñana, padres del flauta de Ensemble Kuraia, Xabier; Joseba, Itxaso y Eguzkiñe, tres generaciones de Berasategi, Daniel Roldán, Esther de Godos, Juan Carlos Rivera Aranguren, María Teresa Balenziaga, guipuzcoana que conocía bien la obra de Félix, Luis Hernández y otra mucha gente que se acercó a la inauguración del XXX Encuentro de Música Contemporánea. Para muchos de ellos fue una cita casi ítima y sentimental. Para todos, un disfrute de los sentidos a través de la buena música.