APARECIÓ como de la nada. Fue allá, en el trastero de Walden, donde encontraron el manuscrito de El hombre de la guerra, el libro póstumo de Ramiro Pinilla, el hombre que este año hubiese cumplido cien. En su entorno sabían que existía la obra pero no ha sido hasta ahora, año del centenario del nacimiento del escritor, cuando se ha presentado la obra en una ceremonia barnizada con la proyección de un documental sobre su vida y la presentación del libro. En el lugar escogido para la celebración, allí en la biblioteca de Bidebarrieta, participaron la compañera de vida de Ramiro, María Bengoa; el escritor Jon Bilbao, los hijos Begoña y Ramiro Pinilla y el editor de Tusquets Juan Cerezo. En la convocatoria, una suerte de llamada a su recuerdo, se puntualizó que el escritor nació en Bilbao el 13 de septiembre de 1923 y falleció en 2014 a los 91 años de edad. Pinilla fue un referente de la corriente renovadora de la narrativa vasca en castellano: ganó dos veces el Premio Euskadi (La tierra convulsa, 2004, y Aquella edad inolvidable, 2012), además del Premio Nacional de Narrativa (Las cenizas del hierro, 2005) y el Premio Nadal (Las ciegas hormigas 1960). En 2012 fue también galardonado junto a Ramón Saizarbitoria con el premio Lan Onari, otorgado por el Gobierno vasco. El hombre que hubiese cumplido cien hubiese querido dejar huella. Vista la gente que se acercó a Bidebarrieta no anduvo corto en sus deseos.

Digamos que como maestra de Bidebarrieta en la sombra se movió Begoña Morán, mientras Lorenzo Portillo y Janire García vendían ejemplares de la obra. A la cita no faltaron Iñaki López de Aguileta, Fernando Zamora, Marcos Vallejo, María Eugenia Salaverri, presidenta de la Asociación de escritores de Euskadi/Euskadiko Idazleen Elkartea; Javier Rebollo; el escritor Pedro Ugarte que regresa ahora a la poesía con su obra Las cosas de este mundo; el presidente de la Asociación Artística Vizcaina, Florencio Mobneo; el presidente de los artesanos vascos, Bernat Vidal, Francisca Nieto, Goyo Arbizu, Beñat Arginzoniz, Javier Sagastiberri, Sol Aguirre, Juan Infante, José Fernández de la Sota, José Luis Ibarrola y un buen número de gente seguidora del gran Ramiro.

A la cita tampoco faltaron Javier Azkarate, Miren Redondo, Florencia Cuesta, Arantza Lopategi, Coca Isasi y Marisol Andreu, Amaia Goikoetxea, Gerardo Rodríguez, Marisa García, Aurori Bolzoni, Txaro Suárez, Loli García, Ana Arberas, Miren Mateos, Luis Rodríguez, María Rosa Vaamonde, Sandra Zudaire, lectora confesa de Ramiro a lo largo de los años, Joseba Bengoa, José Luis Martínez, Aitor Mendizabal, Cristina Muñoz y un buen número de seguidores del viejo escritor que dejó escrito cómo Urko Pínaga regresa del exilio para asistir al entierro de su tía Flora, con la que vivió antes de marcharse a Inglaterra. Allí se encuentra con un Getxo diferente al que conoció...