EN el exterior de la sala BBK la txalaparta llamaba a la celebración y en su vestíbulo un original bodegón de trikititxas le rendían homenaje al hombre que más las ama, a Kepa Junkera, que cuatro años después de su accidente ayer recibió el cálido cariño del pueblo –la salva de aplausos sobrepasó los dos minutos...– cuando entró en escena para la presentación de Berpiztu, el documental de Fermín Aio que repasa su carrera entre los vientos de la música y su rehabilitación. En la pantalla del escenario se proyectaba la imagen del cartel: Kepa con los ojos cerrados, Kepa con los ojos abiertos. Se diría que miran al futuro.

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Cálido recibimiento a Kepa Junkera en la proyección de Berpiztu J. M. Martínez

La sala BBK se pobló hasta arriba, con tanta y tanta gente que tenía ganas de verle, de saludarle. A la cita con la presentación de la proyección, con Joseba Iriondo al micrófono, no faltaron el lehendakari Iñigo Urkullu, acompañado por Lucía Arieta-Araunabeña; tres consejeras como Olatz Garamendi, Arantxa Tapia y Gotzone Sagardui; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el presidente de BBK, Xabier Sagredo; la diputada Lorea Bilbao, la presidenta de Juntas, Ana Otadui; el obispo de Bilbao, Joseba Segura; Andoni Ortuzar, presidente del EBB e Itxaso Atutxa, presidenta del BBB; Daniel Ruiz Bazán, Dani; Andoni Goikoetxea, Galder Reguera, Andoni Zubizarreta, Jon Mancisidor, Koldo Bilbao, atento a que todo fluyese, Joserra Plaza; la cantante Dulce Pontes, Joserra Plaza, Mari Puri Herrero, madre de Marijaiak; José Ibarrola; el presidente de la SGAE, Garbitxu, Jabo Irureta, Amagioa Loroño, quien también doma los vientos; Garikoitz Mendizabal, la diseñadora Miriam Ocariz, José Antonio Nielfa, La Otxoa, Mikel Urmeneta, la actriz Esther Velasco, la escritora Inma Roiz; el fotógrafo Santi Yániz, Nekane Alonso, Andoni Aldekoa, Yolanda Aberasturi, Arnaldo Otegi, Jone Goirizelaia, Ricardo Barkala, Pablo Bersaluze; el jefe del servicio de daño cerebral de Merni, Clara Fraile, Aintzane Bolinaga, Iñigo Camino, Olatz Otaola, Garazi Zugasti, la familia de Kepa –dos hijos tiraban de la silla de ruedas, emocionados...– y amigos de la música y de las artes. Todos querían verlo.