OS dos espacios, mirados sobre el mismo horizonte, cuentan las diversas vidas de una misma historia. Digamos que el Centro de Conocimiento Bake Eder se inauguró en 2011 en Getxo, después de un período de intensas obras en la parcela del palacio que gasta el mismo nombre. El resultado final es la suma de dos edificios de estilos contrapuestos: el propio palacio, que conserva el estilo y estructura del edificio original, destinado a albergar las áreas de dirección de la Fundación BiscayTIK, además de espacios de formación y espacios de alquiler. Se trata de un edificio de estilo nórdico rodeado de un amplio jardín, construido a principios del siglo XX por el arquitecto Luis Elizalde y guarda un aire majestuoso y que contrasta con el propio Edificio BiscayTIK, un gran volumen acristalado, moderno y minimalista, que pone el contrapunto al estilo clásico del Palacio Bake Eder. Este inmueble acoge el Auditorium del Centro de Conocimiento y un vivero de empresas relacionado con el sector informático, las telecomunicaciones, las Nuevas Tecnologías y la Sociedad de la Información, usos avanzados de Internet (comunicación, asesoría y consultoría€) y de servicios relacionados con la mejora de la competitividad de los proyectos empresariales.

¿Contraste, decía? A su alegre espíritu invocaron ayer con motivo de la celebración del II Bake Eder Eguna, la propia Fundación BiskayTIK y DEIA organizaron una jornada profesional de calado en la que podía verse reflejada, como en un laberinto de espejos, las dificultades (y sus habilidades...) del BEC para salir del atolladero de un 2020 marcado por el sambenito de la pandemia y la osadía audaz de Guuk, que salió al mercado en estos tiempos catalogados como duros. Les cuento cómo ocurrió este encuentro dispar.

Rompió el hielo de la mañana el director de DEIA, Iñaki González, a la sazón moderador de la cita. Junto a él en el escenario se encontraban Ibone Bengoetxea, diputada de Administración Pública y Relaciones institucionales de Bizkaia, y presidenta de la Fundación BiscayTIK; además del director general de BEC, Xabier Basañez; y el CEO de Guuk, Juan Antonio Goñi. Cada cuál tenía su historia encima e Iñaki fue el sumiller encargado de servirlas. Primero con el manejo de preguntas sacacorchos, destinadas a poner sobre la mesa las historias: la de la propia Administración y su necesidad de "surfear por las crisis" sin perder de vista, como explicó la propia Ibone, que "la transformación digital han de hacerla las personas" y que la Administración ha de trabajar a favor de la ciudadanía.

Xabier Basañez recordó que "2020 era el año elegido para finalizar un plan estratégico" y explicó cómo se han visto obligados "a ganar en flexibilidad", lanzando el reto de que "en 2022, el BEC piensa organizar una excelente bienal de la Máquina Herramienta pero por ahora vamos a ayudar a quienes nos rodean" mientras que Juan Antonio Goñi reconocía "el vértigo del despegue" pero que su "tecnología diferencial y la apuesta por valores cercanos de Guuk no podía dejarse correr". Asombró que hasta julio de este año que agoniza no pudo conocer en persona a las personas junto a las que rema.

Fue curioso. En un campo de alta tecnología sobrevoló un concepto: las personas. Lo escucharon bien varias de ellas, interesadas por que creciese su conocimiento. Entre ellas se encontraban el director de Desarrollo de DEIA, Kike Hermosilla; Begoña Arteaga, maestra de ceremonias de BiskayTIK, Fernando Rueda, Isabel Urizar, Ibai Ezkerra, María Esquisabel, César Martín, Patxi Xabier Fernández, Agurne Anasagasti, Javier Llano, Fátima Nera, Igor Rementeria, Borja Gumuzio, Javier Etxekopar, Iñaki Santos, Ane Etxekopar y un puñadito más de asistentes que desplegaron su curiosidad por el Auditorium para conocer las tres caras de la moneda.

Con motivo del II Bake Eder Eguna, la Fundación BiscayTIK y DEIA organizaron una jornada profesional de primer nivel

Moderada por Iñaki González, director de DEIA, dieron forma a la cita Ibone Bengoetxea, Xabier Basañez y Juan Antonio Goñi