Charlot y el poderoso cabriconde
Creo recordar (esperen que lo miro en internet: en efecto, fue él...) que fue Ramón Gómez de la Serna quien dijo que Charlot está en todos los domingos del siglo. Hablaba el extraño don Ramón de su niñez, cuando el cine era el refugio predilecto de tantos miles, y yo, con su permiso, traigo la cita para hablarles del teatro. Iba a escribirles hoy de eso mismo, del reto que supone para las seis compañías participantes batirse en duelo en el II Festival de Teatro Universitario que ayer comenzó en el Teatro Campos, pero un mensaje de whatsapp me ha hecho añico lo del reto. Lean, lean, sino: El verdadero reto de la vida es divertirte sin ser hospitalizado, sin ser arrestado y sin haber gastado un centavo.
Bien mirado, quizás aún pueda. Al fin y al cabo, DinamHIKA, el aula de formación de Nexoteatro que abrió el festival, lo hizo con la obra de Francisco NievaEl baile de los ardientes. Poderoso cabriconde, adaptada y dirigida por Ricardo Padilla. No cayeron enfermos ni fueron detenidos. Y viéndoles enfundados en maillots negros, tampoco parece que se hubiesen gastado muchos centavos. Marisa Gómez, María García, Eneko Abadillo, Miguel Yuste, Karmele Calleja, Sara Abasolo, Begoña Gabikagogeaskoa, Rebeca Aizpiri y Dunia Moreno desplegaron todos sus dones para el arte del teatro, virtudes que será juzgadas por Algis Arlaukas, Kepa Ibarra o Gonzalo Centeno entre otros, gente con ojo teatralizado para distinguir rápido a los mejores espíritus de las tablas.
Presenciaron de cerca ese primer espectáculo del festival, cuyos premios se entregarán el 7 de julio en una gala que contará con la participación de cantantes y bailarines de la compañía local Let's Dance, junto a actores y actrices de Txaika Teatro, gente como Begoña Marín, Beñat Olabarria, Carlos Hernández, Isabel Amezaga, Ander Urrutia, Mikel Ballesteros, Julián García, Gorka Martínez, Inés Ortuzar, María José Etxebarria, Mari Carmen Fernández, Cristina Ibáñez, Andoni Zarate, Ane Astrain y un buen número de asistentes que acudieron al primer asalto de un combate a seis, un hermoso duelo que, ocurra lo que ocurra sobre el escenario, acabará en tablas. Con perdón por la facilidad del chiste.