- Guzu, centro de psicología y sexología, se hace cargo del servicio que el Ayuntamiento erandioztarra pone a disposición de la juventud para que pueda recibir más información o para que resuelva sus dudas sobre sexualidad. Borja Muñoz Arrastia es quien charla con ellos, quien les ayuda y les orienta, como hace desde otros puntos municipales de este tipo, como por ejemplo, en Leioa.

El servicio de Erandio estrena punto de atención en el gaztetxoko.

—Sí. Ha cambiado de ubicación y ahora estamos en este nuevo edificio. Durante el confinamiento y un tiempo después, el servicio no ha sido presencial y la atención ha sido telefónica, por correo, WhatsApp y otros medios. Así que estamos estrenando oficina y vamos a estar aquí un jueves al mes, de 18.30 a 20.30 horas. Para acudir, hay que pedir cita previa. Luego, hay un número de teléfono (644 725 220) y un correo electrónico (esex@erandio.eus), al que se puede escribir para estar en contacto.

Ustedes también son responsables de la educación sexual en los centros educativos de Erandio.

—Vamos a todos los centros de aquí y, por eso, los jóvenes ya nos conocen. Desde el Ayuntamiento se ofrece este servicio a todos los centros: entramos en Primaria, Secundaria, Bachillerato y un FP de Hostelería. Así que estamos desde sexto curso hasta la formación profesional. Hemos conseguido pasar de esa educación sexual basada en el miedo y solamente en la prevención que se hacía desde un punto de vista de peligro, al enfoque que tenemos nosotros, que es hacer educación sexual desde el cultivo de la sexualidad. Entendemos la sexualidad como un valor positivo y lo que fomentamos es que cada persona aprenda a conocerse, a aceptarse y a expresarse en su sexualidad. Haber cambiado ese prisma de la educación sexual hace que podamos entrar en todos los centros educativos. Y si por nosotros fuera, haríamos educación sexual desde el año 0 porque tenemos que intentar entender que sexualidad no solo es la interacción entre los cuerpos, sino que es aprender a conocer nuestro ser sexuado.

¿Cuáles son los principales casos que atiende desde el servicio de asesoría?

—Ahora, una gran parte de personas que utiliza este tipo de servicios suelen ser familias, como una madre o un padre, que tiene una duda sobre cómo empezar la comunicación sexual en casa. Pero principalmente, son estudiantes universitarios, por lo que nuestra lectura es que tienen falta de información en el ámbito de la universidad. Nos encontramos con estudiantes de Magisterio que nos cuentan que van a tener que estar con chavales que están descubriendo sus sexualidades y que ellos no tienen idea de un montón de cosas. Estudiantes de Periodismo también tienen dudas a la hora de tratar la sexualidad sin que sea desde el morbo, para hacerlo desde una perspectiva más adecuada. Incluso, tienen preguntas sobre cómo tratar ciertos temas de identidad, de orientación… Y es cierto que lees cosas que son faltas de respeto.

¿Cuesta hablar de sexualidad?

—Antes la sexualidad era un tabú, ahora no lo es; de hecho, está todo hipersexualizado. Lo que pasa es que todavía no sabemos abarcar la sexualidad desde una perspectiva más global. A nivel intergeneracional, podríamos decir que sigue siendo un tabú. Es muy difícil encontrar una comunicación fluida sobre sexualidad entre padres e hijos. Cuando preguntamos en clase, da igual de qué edades, si suelen hablar en casa, la mayoría suelen alucinar. Ni se les ocurre. Pero también nos encontramos casos contrarios. Pasa, sobre todo, con personas que tienen vulva y que tienen la regla, porque la regla muchas veces ya lleva a otra conversación. No pasa lo mismo con los que tienen pene y ahí las conversaciones suelen ser más con el hermano mayor, el primo…

Sin embargo, los jóvenes sí recurren a Internet…

—Muchas veces, cuando les pregunto si hablan en casa, me contestan: “¿Para qué? Si lo puedo buscar en Google”. A esto siempre respondo que buscar en Internet, sabiendo buscar, está bien. Lo que pasa es que hay un montón de mentiras gigantescas y pocas verdades y escondidas. Yo siempre recomiendo que contrasten, que busquen en varios sitios y también en algo que esté en papel, donde también se miente, pero como el papel es caro de imprimir cuesta más mentir (risas). Y que consulten a alguna persona. De hecho, muchas preguntas que nos hacen suelen empezar con: “¿Es verdad que…?” Pero sí, de Internet hacen mucho uso y también de la pornografía. Creo que sí les ha llegado el mensaje de que lo que ven es ficción, pero aun así, sigue teniendo un efecto. La misión de la pornografía no es educar, por eso tenemos una responsabilidad muy grande, debido al fácil acceso que tienen a ella, de invertir en educación sexual de verdad si no queremos que la pornografía sea la educación sexual que reciban.

“La sexualidad ya no es un tabú, pero es muy difícil encontrar una comunicación fluida entre padres e hijos”

“La gran responsabilidad, debido al fácil acceso a la pornografía, es invertir en educación sexual de verdad”