USKADI, gracias a su particular orografía, ha sido desde siempre un territorio de vocación forestal y maderera, una actividad que creció y se hizo especialmente necesaria durante la implantación y desarrollo de la industria vasca del hierro. El suministro de esta materia prima se extendió, a lo largo del siglo XX, a otros sectores económicos incipientes como los astilleros, papeleras y serrerías y la explotación a través de cables aéreos se hizo, cada vez más frecuente. Es una parte de la historia muy poco conocida, pero la realidad es que entre los años 30 y 50 era un método de uso frecuente a nivel estatal y vasco. De hecho, tal y como consta en trabajos publicados por el ingeniero de montes, Alejandro Cantero, en el termino municipal de Ataun se han inventariado 197 cables fijos, la mayor parte de los cuales ya se han perdido y eran destinados a bajar fardos de hierba a los caseríos. "Un vecino del lugar, Bixente Eskisabel, aprendió la técnica de la saca con cable en Irati y la difundió entre sus compañeros de profesión", explica en sus artículos respecto a esta destacada proliferación en la localidad guipuzcoana.

Hace unos meses, un seguidor y colaborador de Iñaki García Uribe, investigador ugaotarra afincado en Orozko y miembro del departamento de Etnografía de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, "despertó mi interés sobre este sistema por el que los árboles talados permanecían suspendidos en el aire hasta llegar a su lugar de destino", declara. Y es que su informante le habló de la existencia de restos de cables en una zona concreta del Parque Natural de Gorbeia y que, tras una serie de indagaciones, parece que formaban parte "de un teleférico que hubo en el término municipal de Orozko hace 80 años y que partiendo de la majada pastoril de Austigarmin, cruzaba el collado paralelo a Ipergorta y transportaba gigantescos árboles". No es de extrañar la utilización en esta importante zona forestal de un método mecanizado ya que "Orozko llegó a contar con 12 aserraderos antes o a la par de la Guerra Civil", precisa.

En posteriores visitas de campo al lugar indicado por el informante, las pruebas encontradas son claras y evidentes como restos de cable dispersos entre el terreno, caídos en la roca e incluso atado o anillado a un haya. "También se pueden ver partes de la torre superior donde el cable aéreo llegaba a lo más alto, para después descender hacia el sudeste, así como de un caballete de madera y de la cimentación para la base del motor de alimentación de electricidad de una serrería".

Todo parece indicar que se trata de la sierra y el cable de Azaola, llamado así por estar ubicado en Azaolako atxa, del collado de Ipargorta, a una cota de entre 1.000 y 1.200 metros de altitud. "Luis Larrea, un pastor de la zona de avanzada edad, me ha comentado que llegó a conocer en funcionamiento tanto la sierra como el cable y que la empresa que lo gestionaba era Serrería Bilbaina". Pocos datos más se tiene de este singular teleférico o tirolina forestal "de unos 200 metros de longitud y que hacía una U gigantesca al revés, desde Austigarmin hasta Obarreta". En este ámbito de Gorbeia, perteneciente al municipio de Orozko, "también se puede ver muy clara la gigantesca calle de unos 20 metros de ancho que tuvieron que realizar para construirlo, desbastando el arbolado". Este cable aéreo "fue empleado para sacar robles, pero parece que solo duró unos tres años", detalla Iñaki García Uribe cuyo principal interés, en este punto de la investigación, es "contactar con alguien que me eche un cable para conocer más de este tema y conseguir una foto del cable de Azaola". Su objetivo es "obtener información referente a quiénes fueron sus trabajadores, qué vagonetas o enganches hubo, datos económicos de la actividad...".

Otro hallazgo especialmente interesante es el de un trozo de vasija encontrada por el informante de García Uribe cerca de la cueva de Obarreta, punto final de la trayectoria del cable aéreo de Azaola. Tras una consulta realizada al historiador y arqueólogo Juanjo Hidalgo, todo parece indicar que "por el lugar donde estaba, es poco probable que fuera un cántaro de agua", sino, más bien, "una mantequera o gantz ontzia que, en este caso, tendría tapa y podría contener manteca con algún trozo de carne conservada en ella, una base para una alimentación poco variada y muy calórica, necesaria para el duro trabajo en el monte". Muy difícil de adscribirla a una fecha, Hidalgo considera que "esta podría ser de mediados o finales del XVIII a primeras décadas del XX".

Entre Austigarmin y Obarreta se han encontrado restos del cable en el suelo y anillado a un haya o a un caballete de madera

Iñaki García Uribe quiere avanzar en la investigación y busca personas que tengan información, e incluso alguna foto, de este sistema