Mundaka - Llegó a debutar en la liga Asobal, la máxima categoría del balonmano estatal, de la mano del mítico Arrate de Eibar. Eibartarra de nacimiento, veraneante en Mundaka y afincado en Bermeo desde hace algunos años, sin embargo Iker Romero -que comparte nombre y deporte con el medallista olímpico alavés- se enfunda ahora la camiseta de Urdaibai Eskubaloi Taldea. No lo hace en la cancha, sino desde su puesto de coordinador deportivo del club compartido por Bermeo y Mundaka. Empeñado en hacer de este deporte un instrumento para el crecimiento personal, educativo y deportivo de sus miembros -tal y como apuntan como objetivo primordial desde la entidad-, Romero controla una cantera de jugadores, tanto en categoría masculina como en femenina, que asciende a 350 personas. “Supone llevar la parte deportiva del club, gestionar horarios, los entrenadores, partidos, diseñar los equipos...”, enumera Romero sobre una larga lista de quehaceres de la que, pese al trabajo que supone, se muestra “encantado”.

Fue hace “siete u ocho años” cuando Romero recibió la invitación del club para hacerse con las riendas deportivas. Y, pasado ese tiempo, y a la vista del exponencial crecimiento de la entidad en fichas, Urdaibai Eskubaloi está en buenas manos. “Somos 350 jugadores, 29-30 equipos, desde benjamines hasta seniors. Y somos un club tanto masculino como femenino, aunque más chicas que chicos”, relata sobre el volumen de jugadores que mueve el club. “La dificultad es que somos muchos equipos y entrenamos en muchos sitios”, afirma, sobre el puzzle organizativo al que Iker hace frente. “Nuestra base es la cantera, trabajamos desde los colegios”.

“Tuve la suerte de estar en un club de élite, donde no jugaba todo niño o niña de la cantera y se elegían a los jugadores. Estabas al 100% para competir y tuve la suerte llegar, sí”, rememora para después contraponerlo a la filosofía que rige en Urdabai. “Aquí estamos abiertos a todos los niños y niñas, tengan la capacidad que tengan. No se echa a nadie”, avanza. “Nuestro objetivo es que el deporte sea parte de la vida de nuestros jóvenes”, señala para advertir que en la actualidad está “muy a gusto” trabajando en el ciclo formativo, lejos de las estrictas normas que impone el profesionalismo.

Urdaibai es un club atípico que, por ejemplo, luce en su escudo la figura de una mujer o sacó antes su sección de féminas que la de los hombres, y Romero es pieza clave en el engranaje de “un club que se nutre de gente de casa. Todo jugador y entrenador, menos yo, es de Mundaka o Bermeo, o de algún pueblo de alrededor. Eso nos hace ser una familia”, ahonda. Delegados, progenitores o directivos también están muy presentes en el club.

Con algunas jugadoras que han alcanzado a la élite -caso de Zulai Agirre-, “Urdaibai siempre ha sido un sitio con buenas jugadoras. Y referente en el trabajo del deporte femenino”, una situación que es valorada en el balonmano vizcaino. Los equipos senior, tanto femenino como masculino, no compiten en sus máximas categorías, “pero hemos demostrado que con trabajo un club puede crecer en un deporte minoritario”, señala.

Romero apunta a mantenerse fieles a las esencias de Urdaibai Eskubaloi Taldea. “Si queremos crecer, tenemos la problemática de los entrenadores y las instalaciones. Pero nuestro objetivo es que la gente tenga la oportunidad de hacer deporte”. “Hemos conseguido que hasta 600 personas participen en la fiesta del club en junio... Eso es más éxito que ganar una liga. Hay muchos clubes que ganan títulos y no tienen seguimiento. Hemos conseguido que haya un sentimiento de pertenencia”, asevera sobre un club embarcado en la mejora.