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Enciclopedias ‘de Gordejuela a Gordexola’

El historiador Jokin Inoriza ha publicado dos libros sobre la localidad con formato de diccionario y fotografías l En ellos desgrana patrimonio, costumbres o toponimia

En imágenes: Laboral Kutxa Hemendik Sariak Enkarterri, los premiados

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A Jokin Inoriza no le puede hacer más ilusión que los Hemendik Sariak se entreguen en Galdames, puesto que allí vino al mundo su abuelo. Cuando ya vivía en Gordexola, Modesto Inoriza Bustillo “caminaba por el monte desde el caserío de Larrea hasta las minas y si hacía se presentaba el mal tiempo dormía en casa de sus padres”, rememora el historiador que recibirá uno de los reconocimientos el miércoles. Los dos tomos de De Gordejuela a Gordexola compilan el pasado local con formato de diccionario para facilitar las búsquedas por orden alfabético o temáticas: “patrimonio, toponimia, fiestas, costumbres...”.

A lo largo de 42 años de trabajo en el Ayuntamiento “entre libros y documentos iban asomando hechos y protagonistas gordejolanos”. Añadido “al contacto con las personas mayores, provocó que me picara el gusanillo de la investigación para que todo ello no quedara en el olvido”.

Personajes ilustres

No es para menos. Gordexola ha dado personajes ilustres que llevaron a Jokin a cruzar el océano Atlántico o a Los Realejos, Tenerife –en cuyas fiestas llegó a ejercer de pregonero–, para completar sus indagaciones.

Ignacio José Allende Unzaga (1769-1811) “luchó por la Independencia de México, murió fusilado y hoy goza de la consideración de héroe nacional, por él la ciudad de San Miguel el Grande pasó a llamarse San Miguel de Allende”. Su tía, Manuela de Allende, destacó como “una adelantada a su tiempo, incansable defensora de los derechos de la mujer, primera ganadera del pueblo y propietaria de una fonda, cuyo nombre porta uno de los edificios municipales”.

El franciscano Francisco Beraskola Urrutia (1564-1597) “se trasladó a La Florida, Estados Unidos, donde murió mártir; el frontón municipal y una sociedad alpina llevan su nombre”.

José Arechabala Aldama (1847-1923) “emigró a Cuba, donde fue dueño del alambique que dio lugar al Ron Havana Club, además de sus grandes plantaciones de azúcar, tuvo su propio astillero y el Teatro Arechabala en la ciudad de Matanzas”.

Incluso el asesinado presidente de Chile, Salvador Allende, “descendía del fundador de Gordexola”. Se refiere a Lope Sánchez de Gordejuela, cuya fecha de nacimiento se desconoce, que “construyó la Torre de Gordogana”. Existe otro “dato cierto: que en 1284 concurrió a la incorporación de Orduña al Señorío de Bizkaia y firmó como testigo” ya con ese nombre.

El acaudalado Miguel Oxirando Sanz de Isusquiza, “militar y Caballero de Santiago, contribuyó a la edificación del Convento de Santa Isabel, su lugar de sepultura en 1645, y ayudó en la construcción del altar mayor de San Juan de Molinar y en la restauración de la iglesia de San Nicolás de Zaldu”.

Eduardo Leopoldo Eskartzaga Solaun (1884-1954) “preceptor en Gordexola, Vicario del Obispado de Segovia, párroco Santa María de Portugalete, arcipreste del Real Seminario de Vitoria” partió al exilio con la Guerra Civil y “ostentó varios cargos en Baiona, París y Matanzas hasta su regreso en 1946 como capellán del Colegio de las Irlandesas de Las Arenas”. Da nombre al centro escolar del municipio.

Legado de los indianos

Así con otras tantas biografías que han moldeado el Gordexola del siglo XXI también desde América. Cantidad de emigrantes “se instalaron sobre todo en Cuba, México, Argentina y Chile, aquellos que hicieron fortuna volvieron” y construyeron sus suntuosos palacios, las casas de indianos donde pasaban grandes temporadas”. Una de ellas, el propio edificio consistorial.

Pero persisten lagunas por clarificar. En particular, a Jokin le gustaría profundizar en “Gordexola durante la ocupación francesa: los alardes de armas en la Plaza de Molinar, la lucha en la Guerra de la Independencia con un vecino ejecutado y la contribución del pueblo al servicio de Francisco de Longa”.