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Zaintza Sarea

Cuando las manos se unen para atender a los demás

Cuando las manos se unen para atender a los demásFotos: Zaintza Sarea

ODO se paró. Prácticamente todo. Pero hay algo que se movió: surgió y cogió muchísimo impulso. Algo esperanzador, algo dotado con la mejor de las intenciones; algo por y para los demás. Gorliz fue uno de los centros de una cadena humana de solidaridad; allí nació una red de cuidados para atender a las personas más vulnerables durante el confinamiento. Zaintza Sarea estuvo coordinada desde la localidad gorliztarra, con la ayuda de la Cruz Roja, y se extendió a Plentzia y Lemoiz. Y de ese germen que llevó comida y medicamentos a los domicilios durante el estado de alarma nació Ari Du Elkartasun Sarea, una agrupación que se mantiene hoy en día y que está involucrada en acciones de diversa índole.

Beatriz Barahona, Txema Pérez de Albeniz, Aitz Oleaga... Son solo algunos de los rostros que trazaron los gestos más amables durante el encierro. “Estábamos 25 personas en esta red que se han volcado a tope. Se creó un vínculo de unión entre todos nosotros”, destaca Beatriz, que también asegura que están deseando poder hacer una comida todos juntos... De momento, parece que el plan tendrá que esperar... En efecto, estos vecinos de Gorliz, Plentzia y Lemoiz sintieron el impulso de ayudar a las personas que estaban en una situación más complicada durante el confinamiento, como mayores que vivían en soledad o los colectivos vulnerables. Y para dar una respuesta más eficaz, fueron coordinados por Cruz Roja con una sede de operaciones situada en el polideportivo gorliztarra.

Desde el espacio habilitado, los voluntarios realizaban varias gestiones, ya que contaban con equipación tecnológica que les permitía hacer llamadas telefónicas a los usuarios y organizar el suministro de alimentos, artículos básicos de higiene y acceso a asistencia farmacológica -especialmente dirigida a pacientes crónicos y limitada a fármacos prescritos por un facultativo-.

El servicio, fundamentalmente, consistió en ofrecer apoyo domiciliario especialmente a las personas mayores que estaban afectadas por una medida de cuarentena o que no podían salir a la calle a efectuar las compras básicas por ser de riesgo, pero también a jóvenes en aislamiento y personas que estaban en situación de especial vulnerabilidad. Además, se realizó un seguimiento telefónico a estos colectivos con el objetivo de ofrecer apoyo, cercanía y difundir mensajes claves preventivos, así como información de fuentes oficiales. “Los colectivos más vulnerables nos necesitan más que nunca y el trabajo que hacemos no sería posible sin la imparable labor de las personas voluntarias que nos acompañan ante esta compleja situación”, señalaba entonces Víctor Gutiérrez, presidente de Cruz Roja Bizkaia.

Relevo

Fue el 28 de julio cuando esta Zaintza Sarea decidía suspender su actividad. “Tras observar que el contexto en el que nacíamos ha cambiado y las familias con las que manteníamos contacto se encuentran en otra situación, hemos decidido dar por concluida momentáneamente nuestra labor. Esperemos que, a corto y mediano plazo, no sea necesaria nuestra función. Pero permaneceremos alerta”, explicaban los voluntarios. “Tras el desconfinamiento, decidimos seguir con nuestra labor, esta vez sin la ayuda de ninguna institución y a sabiendas que el camino emprendido tenía fecha de caducidad. Hemos tejido muchas relaciones con muchas familias y personas de nuestros pueblos. El respeto y la cercanía con las que nos han tratado ha sido el carburante de nuestro trabajo. A todas esas personas, nuestra más sincera admiración, por regalarnos una sonrisa en los momentos más delicados”, agradecieron.

Poco después, surgió otra asociación que mantuvo el espíritu de esta red de cuidados pero que varió sus acciones, por ejemplo, fue participante en una recogida de alimentos para las personas refugiadas de Moria el pasado septiembre.