E manera sencilla y modesta, en su propio domicilio, con los pocos medios técnicos a su alcance, pero con el encomiable propósito de “intentar aliviar la tristeza, entretener, hacer reflexionar e, incluso, sacar una sonrisa”, la escritora Mirenbe Jauregi, de Arrigorriaga, decidió durante el confinamiento poner voz a los relatos de su ópera prima literaria Un día hice un cuento. Un día tras otro, elegía el momento y la estancia de su domicilio más adecuados, y sentada tranquilamente, miraba a la cámara del móvil y comenzaba a grabar la narración. Después, colgaba el documento visual y sonoro en sus dos páginas de Facebook: la personal Mirenbe Jauregi Zabala y la creada para difundir su faceta literaria Aixekoa-Escritora.

La iniciativa surgió tras una ineludible visita al hospital acompañando a su aita a recoger unos importantes resultados médicos. Fue a los diez días del inicio del confinamiento, y esa mañana, observando a la gente, “sentí que empezaba ya a estar ya muy cansada de esa situación y, sobre todo, que aumentaba la desesperanza, el miedo y la angustia ante el aumento que se estaba dando en el número de contagios confirmados”, recuerda. Esa misma tarde, de manera bastante improvisada, “edité en directo la primera narración con el objetivo de aportar mi grano de arena a través de mis relatos cortos”.

Mirenbe Jauregi -que escribe y publica bajo el pseudónimo de Aixekoa- leyó la totalidad de los 15 cuentos de su primer libro, pequeñas piezas literarias inspiradas y basadas en los recuerdos que le quedaban de sus sueños nocturnos. Ahora, con la distancia, asegura que “ha sido todo un honor poder sacar una sonrisa a la gente que me ha escuchado en estos tiempos difíciles”, personas que ojalá hayan encontrado en esta iniciativa “una válvula de escape en esta dura etapa de preocupación e incertidumbre” y que, quizá, “no disponían de libros en casa o sufrían problemas de visión y, por tanto, dificultades para leer”.