Balmaseda cerró 2021 con la sensacional noticia de que parte del Cerro del Castillo fue construida en el siglo X, convirtiéndola en la fortaleza más antigua conocida en Euskadi. Y el año 2022 comienza ofreciendo la oportunidad a la ciudadanía de saber más sobre la excavación del pasado verano y sus resultados, que pueden cambiar la historia local, de la mano de los arqueólogos José Luis Solaun y Urtzi Llano. El Ayuntamiento organiza dos visitas guiadas para el próximo domingo, víspera del aniversario de la fundación de la villa. Se requerirá inscripción previa enviando un correo electrónico a la dirección kultura@balmaseda.eus para participar en los recorridos, que tendrán lugar a las 11.00 y las 12.00 horas, según informan desde el Consistorio.

En el mes de diciembre, los dos arqueólogos de la Cátedra Unesco de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco dieron a conocer durante una charla que las pruebas del carbono 14 efectuadas en las partes de mayor antigüedad identificadas fijaban un arco cronológico para su construcción entre los años 940 y 970 y que, "sin ninguna duda", antes de 1023 ya se levantaba una fortaleza en este lugar, según precisó el doctor en Arqueología José Luis Solaun. La excavación desveló que los restos correspondientes a la época más primitiva se emplazan en la parte alta del cerro, donde "nos podemos hacer una idea de un recinto exterior con una torre, previsiblemente con aljibe que repite modelos documentales en el ámbito vasco", pero habrá que corroborarlo con investigaciones posteriores. Ya se ha confirmado que el equipo dispondrá de subvención del Gobierno vasco para continuar con el trabajo en verano. Por eso, deberán decidir si centran sus esfuerzos en esa zona o profundizan en el cuartel de 1836 que empezó a salir a la luz.

Se cree que el castillo pudo funcionar hasta el siglo XVI. En el XIX, Enrique Bedia describió "una torre en ruinas de gran porte, de once metros de largo por siete de ancho, un grosor de dos metros y 17 de altura, con un piso principal y acceso en alto por una pequeña puerta en arco". Más adelante, la fortificación fue reconstruida en repetidas ocasiones durante las guerras carlistas.

Guerras carlistas

En 1834 "se tuvo noticia de la presencia de tropas liberales en el entorno de Balmaseda" y un año más tarde decidieron rehacer el viejo castillo de acuerdo a un proyecto que se ha preservado, "con una torre que desmochó para rebajar su altura reutilizando la piedra y evitar el fuego de artillería y más larga". También contaba con rampa de acceso, "se creó una muralla y reconstruyeron las que bajaban al casco histórico de la villa, se accedía mediante un puente levadizo y un camino carretil en zigzag". En 1836 el Cerro del Castillo pasó a manos carlistas para volver al control liberal poco después y pasar por otra reforma "de una técnica excepcional". Sería en este momento cuando "la torre se arrasó hasta los cimientos" y se acondicionó un cuartel para las tropas, que hasta entonces se alojaban en la villa. Además, "se crearon una superficie rectangular de 500 metros cuadrados, un baluarte en la parte noroeste y un muro extenso que abraza un área de 1.400 metros cuadrados". Una vez más, los carlistas alcanzaron el Cerro del Castillo en 1838, pero en 1839 se marcharon definitivamente de Balmaseda y la fortaleza cayó en el olvido.

En la década de los noventa se llevó a cabo una excavación a cargo de María José Torrecilla, Iñaki García Camino y Juan Manuel González Cembellín y en 2020 se suscribió un convenio entre el Ayuntamiento de Balmaseda y la Cátedra de Paisajes Culturales y Patrimonio de la Universidad del País Vasco para la puesta en valor de la colina del Cerro del Castillo y los elementos patrimoniales que contiene, con la implicación activa también de la asociación cultural Orexinal.