"Cada archivo o documentación se abre como un océano trepidante de noticias" en los que el historiador Igor Santos Salazar navega desde hace algo más de veinte años para desempolvar el pasado del municipio donde se asientan parte de sus raíces a través de sus abuelos y su padre. Doctor en Historia Medieval por las universidades de Salamanca y Bolonia, discrepa de la idea de oscuridad y tinieblas que el imaginario colectivo aún asocia a esta época. "Algunos que vivían en el XV lo hacían en un siglo más luminoso que los que hoy creen que la tierra es plana".

Recopila las voces del pasado en el libro, Balmaseda, una villa en la frontera, concebido para que resulte accesible no solo a los especialistas "y con la voluntad de mostrar cómo trabajamos historiadores e historiadoras" a los que, como él, no duelen prendas en decir "no lo sé" sin el respaldo de la evidencia documental. Se sumergió en la Balmaseda medieval "en un modo serio, acudiendo a archivos, consultando documentación original de la época del XIV o XV en Simancas o en la Chancillería en el curso académico 1999-2000 como mi tesina de licenciatura, que dejé un poco apartada porque empecé a trabajar en otras cuestiones".

Hasta que "por fin, estos dos últimos años tan raros he podido tomar otra vez el pulso a la situación y, gracias también a los artículos publicados con la revista de Balmaseda ClineXXI, llevar más allá la investigación y sacar el libro, que posiblemente no hubiera visto la luz sin el empeño del Ayuntamiento". Mientras escribía desde Italia, cuando se mencionaban enfermedades se reconocía "particularmente sensibilizado" en el contexto "triste y dramático" de la primera ola de coronavirus.

En la publicación editada por Sans Soleil trata de "enseñar qué se conserva de aquella época en los archivos y por qué". Es decir, "por qué algunas cosas han llegado hasta nosotros y otras han desaparecido, qué pudo haber, qué puedo decir y qué tengo que callar porque no hay nada que pueda ser demostrado con un documento debajo del brazo". Las páginas "muestran como si uno fuera a cenar a un restaurante y le invitan a los fogones".

Constituyen el menú propiamente dicho "el análisis de la evolución institucional de Balmaseda de aldea señorial a villa de Bizkaia con el cambio de situación jurídica, el estudio de la economía y la parte final, dedicada a la sociedad: cómo se organiza el Ayuntamiento, quién lo controla, qué bandos y linajes existían y sus principales intereses, por qué y con quién entran en conflicto con quién se alían, así como una atención especial a la aljama judía". Uno de los episodios "más tristes", que supuso la expulsión "de sus casas con violencia y contra todo derecho" en 1486 de la población que el testimonio de un vecino escrito en 1491 cifraba en unas 200 personas.

La sociedad

A quienes asistieron tanto a la presentación que acogió la kultur etxea como a las dos visitas guiadas que ofreció por el casco histórico les sorprendió conocer que la villa encartada "mercadeaba con la fachada Atlántica europea y por sus calles circulaban comerciantes flamencos, franceses, bretones, se movían tejidos de Bretaña o Malinas, pero también gente procedente de Burgos, Ampuero, Valle de Mena, las partes más orientales de la actual Cantabria o Vitoria". De ahí el título que pretende condensar el papel de "cruce de caminos" fundamental para entender también el siglo XV del norte de la corona de Castilla, un mundo "interconectado con una red globalizada ya antes del descubrimiento de América", nudo de conexión entre la meseta y los puertos.

"La aventura y suerte de este libro" le ha deparado el descubrimiento "en el archivo privado de una familia que desciende de los Terreros copia del siglo XVI de dos testamentos de 1472 y 1506 desconocidos e inéditos", uno de los cuales "ofrece una fotografía que permite construir y dar mayor fondo y perspectiva a los linajes de la villa y soportar documentalmente la existencia de la iglesia de San Juan en la segunda mitad del siglo XV". No ha aparecido aún la carta puebla que clarificaría si el "el momento fundacional", se produjo en 1199 o 1200.

"Probablemente" Durango elevara antes su estatus, "pero no hay testimonio escrito". Y Balmaseda se reinventó "sobre una aldea que se enclavaba en el Señorío de Bortedo, que pertenecía a un señor vasallo del rey de Castilla". En definitiva, "ni se trata de la primera o más antigua ni se fundó en Bizkaia", así que "para mantener la coherencia y la corrección se podría afirmar que estamos ante la villa documentada más antigua en la actual Bizkaia".

¿Cierra el libro un capítulo? "Nunca, porque puede haber cosas a corregir". Es más, "me encantaría que envejeciera muy pronto porque eso significaría que otras personas han seguido investigando, han podido contradecirme y todos hemos ganado conocimiento; estaría muy bien que quede viejo en diez años y encuentren nueva documentación", anima.