Las aguas parecen haberse calmado una semana después de que se desbordara el hastío acumulado en Balmaseda contra la inseguridad provocada, según denuncian los vecinos, por una familia conflictiva a la que atribuyen altercados que han enrarecido el ambiente desde hace meses. La juventud ha convocado para hoy una manifestación en la que pretenden volver a hacer visible su indignación y trasladar un mensaje en favor de la convivencia, pero siempre de forma "pacífica", aclaran.El punto de salida se ha fijado en la plaza de San Severino a las 19.30 horas para dar un rodeo cerca de la plaza San Juan y volver al punto de partida por la calle Correría, respetando las indicaciones de la Ertzaintza. "Si es posible, acudid con silbatos, megáfonos o bocinas y, recordad: se trata de una convocatoria pacífica", recalcan. Por eso, "cualquier persona que acuda con intención de utilizar la violencia, que se abstenga de hacerlo", y aquella persona que arroje objetos que puedan dañar fachadas o coches, como piedras o huevos, "será expulsada inmediatamente", advierten.

El anuncio de esta nueva movilización llega después de la reunión que una representación de la juventud mantuvo esta misma semana con el alcalde, Aitor Larrinaga, para tratar de calmar los ánimos y regular las concentraciones. El viernes, sábado y domingo alrededor de 200 personas se encaminaron al barrio de La Penilla, donde reside la familia a la que culpan de la inseguridad y el miedo que se han apoderado de la villa. Preocupan sobre todo las reservas que algunos menores expresan a la hora de salir a la calle, temerosos de encontrarse con alguno de estos vecinos problemáticos, entre los que hay adolescentes. Robos, amenazas, cristales de vehículos hechos pedazos... A estos incidentes se unían los destrozos causados en el apeadero de La Calzada de la línea ferroviaria Bilbao-Balmaseda y el confinamiento de un maquinista que fue escupido.

Se repite la historia en Enkarterri, lo que ha llevado al Ayuntamiento a pedir una estrategia común con soluciones globales más allá de iniciar el procedimiento para poder desalojar a los okupas. También en el núcleo zallarra de Aranguren padecen las molestias, en este caso desde hace años, que estallaron a raíz de una agresión en septiembre con palos, armas y perros de presa. De hecho, al parecer de allí procede la familia de Balmaseda.