OMO el coronavirus descartaba los llamamientos a la “arraigada” subida popular al Alén en Año Nuevo, el Ayuntamiento de Sopuerta recurrió a otra fórmula para animar a la ciudadanía a practicar deporte al tiempo que se adentraban en su patrimonio natural: invitar a hollar las cimas del municipio por su cuenta y registrar el momento enviando una fotografía. Ahora, el Consistorio realiza un positivo balance de la iniciativa que incluía un obsequio.

En un principio barajaban la idea de “aprovechar el mes de enero para animar a las familias a realizar algún tipo de actividad en la cumbre o el poblado minero”, relata el alcalde, Unai Antón, que en esa fecha aún no había asumido el mando y gestionaba la concejalía de Deportes. Sin embargo, “en vista de los constantes cambios que se están produciendo por consecuencia del covid-19, decidimos impulsar esta actividad”.

Esta consistía en “subir y bajar las cumbres y remitirnos una fotografía durante varios días, con lo cual ofrecíamos la oportunidad a la gente de salir cuando le apeteciese y, de esa forma, evitábamos que se juntasen muchas personas a la vez”. En agradecimiento obsequiaron a cada participante “con un bastón de senderismo” para animarles a repetir la excursión.

Con este formato “nos ha gustado que la iniciativa se orienta a todas las edades, con lo cual se ha sumado juventud, familias o aitites y amamas, así que estamos muy contentos por la repercusión”. Aún no han concretado si se repetirá la convocatoria, pero “sí sabemos que este tipo de modalidad es la que más garantías ofrece en cuanto a los continuos cambios de aforo” a los que obligan las circunstancias de crisis sanitaria.

Desde la llegada del coronavirus “hemos notado que gran cantidad de gente realizaba actividades lúdicas y deportivas por nuestras montañas, si bien es cierto que se nota cuando se decretan los cierres perimetrales de los municipios” al limitarse los movimientos desde localidades cercanas.

En Sopuerta se alzan “varias cumbres muy solicitadas” para los amantes del montañismo. Entre otras, el Pico Cinto, con su bonita subida desde el barrio de Carral, Longuitas con su curioso belén en la cumbre” que sorprende en Navidad y Alén, que “cuenta con multitud de pistas para acceder a su cumbre, entre las que figura la que pasa por el poblado minero de Alén”.

El mismo que da nombre a una asociación cultural que vela por el patrimonio y reivindica las raíces mineras de la localidad, que conoció el esplendor de las explotaciones entre finales del siglo XIX y principios del XX. En torno a 1900, el barrio vivían en este barrio más de 500 personas que allí encontraban todo lo necesario para su vida cotidiana: había panadería, despacho de carnes, cooperativa, cantinas, botiquín de farmacia o frontón, así como escuela y ermita. Desaparecido prácticamente todo, quienes visitan hoy el entorno ven un área de esparcimiento de unas treinta hectáreas.

También recoge la herencia minera la Vía Verde Montes de Hierro, que recorre más de 42 kilómetros entre Artzentales y Muskiz y a la que también se puede acceder desde varios itinerarios, entre ellos, los soportanos de Las Barrietas -kilómetro 4,8- y El Arenao -a la altura del kilómetro 12-.

Sin Txerriki Azoka

En un futuro, cuando el coronavirus deje de representar una amenaza para la salud, “lo ideal sería volver a nuestra vida de un año atrás, pero de momento no se puede”, se resigna el alcalde. Y eso incluye la Txerriki Azoka, que se hubiera celebrado el primer domingo de marzo. La feria chacinera que tradicionalmente da el pistoletazo de salida a la temporada alta de eventos en Enkarterri fue una de las pocas que pudo llevarse a cabo en 2020 antes del confinamiento. Este año no habrá puestos en la campa de Santa Ana y los talos, los chorizos, morcillas y txakoli deberán degustarse en ambientes que cumplan las restricciones.