Cumplir años siempre supone una buena noticia y más si cabe si es una cifra redonda. Ese es el caso de Barakaldo Antzokia, un teatro que acaba de conmemorar treinta años de vida y el lunes lo celebró dentro de las posibilidades existentes en los tiempos actuales. Fue un acto sencillo, pero que sirve para poner en relieve que el teatro tiene en la vida social barakaldarra. "Este es un evento de indiscutible importancia, primero porque celebramos una larga vida de nuestro teatro y, segundo, precisamente, porque Barakaldo Antzokia nos ha brindado la oportunidad de, aunque distanciados, reencontrarnos con amigos y amigas de las artes escénicas en torno a este patio de butacas", explicó Amaia del Campo y anfitriona del evento al que acudieron diversas personalidades como el consejero de Cultura, como la diputada foral de Cultura Lorea Bilbao, entre otros.

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Barakaldo Antzokia celebra sus 30 años de vida con un concierto de Oreka TX

Barakaldo representa, en población, la cuarta ciudad de Euskadi y también fue la cuarta ciudad del país en contar con un teatro municipal. Barakaldo Antzokia nació hace tres décadas para recuperar y revitalizar la semilla cultural que sembró el Teatro Barakaldés hasta 1975. Barakaldo Antzokia es el heredero de aquellas antiguas instalaciones hasta el punto de que se alzó en el mismo solar en el que estuvo el edificio del antiguo teatro. La misión de Barakaldo Antzokia consistía en convertirse en referente absoluto de la cultura en la localidad y a lo largo de este tiempo lo ha logrado. Las tablas del teatro fabril se han transformado en todo un icono de la cultura en Barakaldo alternando la presencia de cantantes, actores y actrices de relevancia en el ámbito estatal con las actuaciones de grupos locales que han encontrado en Barakaldo Antzokia su gran ventana hacia el mundo, su lugar predilecto para actuar y mostrar su trabajo.Anécdotas

Estas tres décadas de vida del teatro, han deparado infinidad de anécdotas. Quizá, una de las más recordadas será el concierto de Manolo Escobar que tuvo que ser interrumpido por un aviso de bomba. A causa de dicho falso aviso, el recital finalizó antes de lo previsto, pero el espectáculo siguió unos metros más allá. Y es que el cómico que acompañaba a Manolo Escobar improvisó un número en la Herriko Plaza mientras se aguardaba a que se confirmase la falsa alarma y se pudiese volver a retomar la actuación. Esa es una muestra de que, pase lo pase, el arte y la cultura siempre acaba imponiéndose a la adversidad incluso en medio de una pandemia como la actual.