- A estas alturas, Ana Aldama debería estar cosiendo vestidos para el mercado medieval de Balmaseda. El coronavirus ha interferido en sus planes y los de los vecinos de Enkarterri que habían señalado el fin de semana del 9 y el 10 de mayo en el calendario obligando a anular uno de los grandes eventos del año. A fin de "ayudar" a quienes hacen frente a la enfermedad desde los ambulatorios, Ana y sus compañeras Begoña García y Pili Mencía no han apagado las máquinas, sino que emplean su tiempo confinadas en sus hogares de Gordexola en confeccionar batas para personal sanitario.

Les entregan a domicilio el material, procedente del pequeño comercio -establecimientos como Chaquiras, Tú y yo o Alea, de Zalla- y lo devuelven con las batas ya listas para vestir. Las elaboran de manera que lleven "las menores costuras posibles" y "se pueden lavar". "Están hechas a base de un tipo de tela similar a las que había como cortinas de los baños que estaban parcialmente plastificadas", describe Ana. Las personas destinatarias ya les han trasladado su agradecimiento, por medio de las redes sociales y en las constantes llamadas que descuelga Pili a su vecina, que trabaja en el centro de salud de Zalla.

"Solo estamos intentando echar una mano", insiste sobre la realidad con la que está golpeando el coronavirus, que "desconocemos si marcará un antes y un después" en cuanto a costumbres enraizadas en la cultura popular, como romerías y ferias multitudinarias. La rutina profesional de Ana Aldama estaba, al menos hasta el momento, muy conectada con estas actividades.

Y es que, junto con Mari Cruz López, cose en un taller ubicado en la Avenida de las Encartaciones de Balmaseda. "Arreglo trajes de danzas tradicionales vascas" y hace "tres o cuatro años" confeccionó indumentarias de la cabalgata de los Reyes Magos de Bilbao. Con el vestuario de las danzas "vamos a tiro fijo, también duran más tiempo", a diferencia del desfile de las carrozas por el centro de la capital vizcaina que empezó a planificar "en verano" con los primeros bocetos en los que volcar su creatividad que "luego vamos desarrollando".

El curso de los acontecimientos ha conducido a las tres costureras de Gordexola a aparcar el aspecto más puramente estético de su labor en favor del esfuerzo por prevenir contagios entre quienes desempeñan sus funciones en sanidad. La solidaridad encartada también se está haciendo patente entre la asociación Karrantzako Jostunak que elabora mascarillas, el centro San Viator de Sopuerta, que está contribuyendo con equipos de protección individual, o el grupo de personas coordinadas con la Cruz Roja para imprimir en tres dimensiones y distribuir viseras de protección. "Andamos bien de material, es cierto que está bajando la demanda", indica Elisa Nespral, voluntaria de la Cruz Roja.

Después de atender centros de salud y residencias, las peticiones se centran sobre todo en los comercios. También "estamos llamando a los lugares donde nos dirigimos al principio por si necesitan una segunda remesa". Se puede colaborar poniendo en funcionamiento impresoras 3D o donando filamento, láminas y gomas que se pueden encargar en las direcciones de referencia que recogen en el portal web www.covidenkarterri.com y enviar al punto de recogida en la panadería Oreña, en la calle Lacabex número dos, bajo, en el código postal 48850, de Aranguren.