Balmaseda - Manolín Puente fue apresado en 1937 en plena Guerra Civil, torturado, trasladado a Derio y allí fusilado sin que aún hayan encontrado su cuerpo. "Había fundado el batallón socialista Octubre", recuerda su sobrina nieta, Julia Puente, que tiene otro pariente desaparecido. Belén Matabuena se significó en la lucha contra el régimen en los últimos años de vida del dictador "desde la cultura o la vida sindical". Pisó la cárcel "dos veces". Sus testimonios se suman a los de Alberto Matabuena, Rosalía Sañudo, Mikel de la Fuente, Mikel Orrantia y José Julián Pascual en la querella interpuesta ayer en el Juzgado de la villa contra los crímenes del franquismo también por el Ayuntamiento. "Nunca va a haber reparación" para su dolor, pero por lo menos que se sepa lo que pasó", señalaron ambas, visiblemente emocionadas.

El 30 de enero de 2017 la corporación aprobó por unanimidad un acuerdo marco sobre políticas públicas de recuperación de la memoria histórica. En verano de aquel mismo año, coincidiendo con las conmemoraciones del ochenta aniversario de la conquista por parte de las tropas franquistas, se presentó la asociación Balmaseda 1937, que ha contribuido a visibilizar la represión del conflicto y el franquismo. En otro pleno celebrado el 2 de noviembre de 2017, también con todos los votos a favor, se dio el visto bueno a emprender los trámites para registrar una querella en nombre de quienes "sufrieron vulneraciones durante la guerra y la posterior dictadura y a la vez para unirse a la querella argentina", expresó el alcalde, Aitor Larrinaga, que agradeció el trabajo de su antecesor, Álvaro Parro, "al impulsar este proyecto". Las personas que han compartido sus historias "son solo una pequeña representación de un colectivo de víctimas más amplio, más de 750 personas, quizás cerca del millar". Pero "el tiempo transcurrido, fallecimientos de muchas de esas víctimas y sus familiares, la falta de pruebas, y aunque parezca mentira y esto lo quiero destacar, el miedo, sin duda han influido en el hecho de que no haya más querellantes". En el informe elaborado en Balmaseda cuando se empezó a profundizar en la recuperación de la memoria histórica se documentaron "más de 200 vulneraciones de todo tipo a los derechos fundamentales entre 1936 y 1978: fusilados, fallecidos en el frente, en prisión, desaparecidos, niños de la guerra o procesados por el tribunal de orden público", enumeró el regidor. Además, la dictadura "supuso un régimen de terror y sufrimiento para muchas personas". Aunque "algunas han permanecido invisibles, calladas, poco a poco la sociedad civil, liderada por los movimientos memorialistas las va sacando a la luz". En la antesala de las conmemoraciones del 8 de marzo, el alcalde también hizo mención "a todas aquellas mujeres que a principios del siglo XX luchaban por la igualdad y por reivindicar el espacio que la mujer debe tener en la sociedad". Y "de tener derecho a voto y comenzar a jugar un papel cada vez más relevante en la sociedad se pasó a la sumisión y el olvido".

Depuraciones En el acto previo al camino al Juzgado que tuvo lugar en el salón de plenos municipal durante el cual se otorgó un reconocimiento a los denunciantes, hubo un recuerdo, asimismo los trabajadores del Ayuntamiento que perdieron sus puestos de trabajo o padecieron sanciones acusados de "desafecto al movimiento nacional" con la imposición de la dictadura.

Hasta 13 de los 31 empleados fueron reemplazados y desposeídos de todos sus derechos y admitieron a otros tres, aunque después de recibir sanciones económicas. "En homenaje, voy a leer sus nombres y los puestos que ocupaban por orden alfabético", explicó el alcalde. Eran Aniceto Aguinaco, barrendero; Juan Alejandre, director de la banda de música; Teodomiro Alonso, administrador de arbitrios; Miguel Andonegui, médico; Martín Azurmendi, tamborilero; Víctor Bustamante, médico; José Fernández, guardia municipal; José María Lambarri, interventor; Silvestre Lambarri, depositario de fondos; Venancio Larralde, secretario; Daniel Larrea, barrendero; Luis Larrea, barrendero; Dolores Robledo, encargada de la limpieza; Pedro Santamarina, sereno; Ambrosio Silvosa, sereno, y Severo Vicandi, guardia municipal.

Una veintena de municipios Con el aplauso de los asistentes, Balmaseda se une a la "veintena de localidades de Euskal Herria que han interpuesto o están preparando denuncias" por la misma causa, según contó Josu Ibargutxi, portavoz de la plataforma vasca contra los crímenes del franquismo. Y es que los desmanes de la dictadura "han querido ocultarse conscientemente". Por ello, "no vamos a conocer toda la verdad, pero, es importante dar este paso; que conste en la historia para hacer justicia y no solo penalmente, sino para dignificar a las miles víctimas reconociendo explícitamente los hechos como crímenes de lesa humanidad". Queda pendiente "acudir a la jurisdicción internacional porque acabaría en el Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas".

En todo ese recorrido, en Balmaseda aspiran a que la iniciativa de llegar a los tribunales "anime a otras poblaciones en la exigencia de justicia sobre un franquismo cuya impunidad todavía existe", recalcó Josu Ibargutxi. Y que lo ocurrido se transmita a las nuevas generaciones con otros proyectos, como el cómic sobre la Guerra Civil y el franquismo que ha editado la asociación Balmaseda 1937.

Denuncia

Testimonios de siete vecinos. Han contribuido a la denuncia las historias de Alberto y Belén Matabuena, Julia Puente, Rosalía Sañudo, Mikel de la Fuente, Mikel Orrantia y José Julián Pascual.

empleados represaliados

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El Ayuntamiento también rindió homenaje ayer a empleados municipales depurados o sancionados bajo la acusación de desafecto al movimiento nacional: Aniceto Aguinaco, Juan Alejandre, Teodomiro Alonso, Miguel Andonegui, Martín Azurmendi, Victor Bustamante, José Fernández, José María Lambarri, Silvestre Lambarri, Venancio Larralde, Daniel Larrea, Luis Larrea, Dolores Robledo, Pedro Santamarina, Ambrosio Silvosa y Severo Vicandi.