BALMASEDA. Tenía 14 años cuando Marino Lejarreta inauguró el palmarés de los Lagos de Covadonga en 1983, 18 cuando Federico Etxabe imprimió su nombre en una de las míticas curvas de Alpe D´Huez en 1987, 21 cuando Miguel Indurain voló en el descenso del Tourmalet para poner la primera piedra de la victoria en el primero de sus cinco Tours de Francia, en 1991; 27 cuando compartió la “frustración e impotencia” que debió sentir el campeón navarro en 1996 al ver que se esfumaba la ilusión de la sexta victoria consecutiva ante el poderío de Bjarne Riis y a sus 42 años vibró con el triunfo de Igor Antón de 2011 en la etapa del Giro de Italia que atravesó el Zoncolan. El balmasedano Javier Ibarrola ha querido festejar por todo lo alto su entrada en la cincuentena. Emulando a sus ídolos, ha pedaleado por los puertos de montaña más míticos del ciclismo donde rubricaron sus gestas, tantos como años ha cumplido este 2019: nada menos que 50.Suman “783,5 kilómetros con 50.202 metros de ascensión acumulada y con un porcentaje medio del 6,4% repartidos entre España, Francia e Italia”, escenarios de las grandes rondas y la Vuelta al País Vasco. Como “gran aficionado a la bicicleta” ha competido en “carretera, montaña y triatlón”, pero para una fecha tan señalada quería elevar el listón del desafío “al mismo tiempo que cumplía un sueño”. Marcó una hoja de ruta “primando cimas bien que superan los mil metros de desnivel, muchos de ellos por encima de los 2.000 metros de altitud, o bien por presentar porcentajes y desniveles importantes”, que han proporcionado a los aficionados a las dos ruedas “grandes hazañas” para los anales del ciclismo.

El 25 de mayo arrancó el desafío en el puerto de Lunada, siguió en “Ixua y Urkiola ascendidos en la marcha Gran Fondo Bibe TransBizkaia el 2 de junio, antes de subir el Fito y Lagos de Covadonga en la marcha cicloturista de Lagos de Covadonga “y uní Somport, Marie Blanque y Pourtalet participando en la Quebrantahuesos el 22 de junio”. Una semana después, “en plena ola de calor, inicio el viaje en carretera hacia los Alpes franceses e italianos, para proseguir hacia los Dolomitas Italianos, atravesando de oeste a este Italia”, coronando “veinte cimas en ocho días”. En un fin de semana coincidiendo con etapas del Tour de Francia, “subí con mi hijo Eneko cuatro puertos emblemáticos de los Pirineos: Aubisque, Hautacam y Tourmalet por las dos vertientes”. En una jornada de agosto “encadené los tres colosos del Pirineo navarro, como son Larrau, Soudet y La Piedra de San Martin” y en otra “enlacé los tres puertos asturianos del Angliru, Gamoneteiro y Pajares”. Finalizó con éxito el desafío “el 20 de agosto, el día de mi cumpleaños en la Fuente del Chivo en Cantabria”.

De una experiencia “muy gratificante” se guarda el recuerdo de los lugares visitados, “entre los que destacaría la zona de los Dolomitas en Italia por sus majestuosos paisajes”. En este sentido, “el Stelvio me pareció el monte más bonito, con sus infinitas curvas de herradura, y las tres cimas de Lavaredo por las vistas imponentes desde su mirador”. También valora más que nunca los días de gloria y pájaras de ciclistas como “Abraham Olano en el Mortirolo, donde perdió un Giro de Italia”. Javier Ibarrola se pondrá en la piel de los protagonistas más que nunca.