Sestao - La santurtziarra de nacimiento pero sestaoarra de adopción Pilar Monje García, pondrá el próximo día 8 de marzo el punto y final a una intensa vida laboral en la que mayoritariamente se ha dedicado a la atención directa al consumidor local que traspasaba el umbral del comercio de muebles y mobiliario de cocina en el que trabajó varios años por cuenta ajena y sobre todo al de su boutique Lody a la cual ha dedicado 37 años de su vida laboral. “La abrí precisamente un 8 de marzo, el Día de la Mujer Trabajadora y mi cumpleaños”, remarca esta mujer de carácter independiente que empezó su trayectoria comercial por cuenta propia al tiempo que era madre de su primer hijo.

“En aquellos años la palabra boutique tenía un toque de novedad pero también de riesgo. De hecho fue muy duro porque aquí había comerciantes de los de toda la vida y si que es verdad que supuso un cambio brusco, diferente a la oferta clásica de Pousada o Doueil que levaban varias generaciones y bueno entramos con la palabra boutique porque nos parecía que aportaba algo diferente, algo nuevo”, señala esta mujer que empezó a trabajar muy joven en la empresa Gráficas Sampedro de Bilbao antes de pasar por una tienda de muebles donde aprendió el cometido de dependienta y encontró el ánimo para lanzarse a la aventura comercial. “Detrás de un mostrador de un comercio local te das cuenta de la importancia que tiene la atención personalizada, amable cercana al cliente que es lo que hace que vuelva una y otra vez porque sabe que vas a darle lo que necesita. Eso en otros tipos de venta no se da”, apunta esta comerciante que hizo de los viajes a Madrid a Barcelona o París en busca de nuevos productos y diseños para su clientela una seña de identidad. “Y con mi hijo Eneko colgado del pecho”, recuerda con gracia esta empresaria que ha logrado transmitir a sus dos hijos, Eneko y Mikel el gusto por el comercio. “De hecho ahora cuando yo me jubile serán ello dos los que se encarguen de mantener y supervisar la tienda de Sestao y de Santurtzi. Hay que seguir luchando y sobre todo porque es verdad que si al comercio del pueblo lo dejamos hundir se hunden muchas cosas”.

Supervivencia ¿Cómo serían nuestras calles sin el comercio?”, plantea esta mujer que se muestra disuadida de que el pequeño comercio local tiene que salir adelante “con sus puntos fuertes. La compra cuando trabajas en un pueblo es diferente porque cuando vas a comprar estás pensando en las clientas y los clientes, en sus tallas o en sus estilos sin que por ello te olvides de aportar nuevos modelos que pueden atraer a clientes nuevos”, señala esta comerciante que reconoce que la clientela de Sestao ha sido fiel a su comercio durante estos años en la que ella ha estado detrás del mostrador. “Sestao ha sido un pueblo muy consumidor y eso que hemos pasado todas las crisis con años muy duros con AHV, La Naval, la Babcock, Tubos... pero el cliente de Sestao era muy de comprar en el pueblo”, remarca esta mujer que ve con preocupación -que no con miedo- el actual panorama comercial con la aparición de nuevos competidores externos y globales.

“Primero fue la revolución del transporte que permitía a la gente moverse mejor a otras localidades, luego vinieron las grandes superficies que supusieron una gran competencia y ahora está el fenómeno de las compras por Internet, pero yo creo que hay que seguir luchando para dar ese servicio diferente al pueblo”, defiende Pilar quien no duda en solicitar a las instituciones públicas y las sectoriales, o una mayor implicación en el defensa del comercio local. “Con estos apoyos, el comercio podrá hacerse fuerte ante todos los aspectos de la competencia que llegan hoy día con la globalización. Hay que adaptarse”, apunta la todavía gerente de Boutique Lody, reconocida por los comerciantes de Sestao con el premio Sestaoko Betidanik.