Eneko Lambea no es ese chico que hace gimnasia rítmica. A ver, lo es, porque algo así parece que sigue llamando la atención. Pero Eneko Lambea, sobre todo, es un campeón. Es un número 1 a nivel estatal absoluto en el deporte que practica. Eso es lo que es. Lo ha conseguido a los 16 años, después de dedicar sus pasiones y energías a esta disciplina desde sus primeros pasos. Esos ya iban acompasados. Luego creció conquistando campeonatos en categorías inferiores, dominando el tapiz, rebosando alegría y dejando a todos boquiabiertos (y quizás callando bocas también). Ahora, el leioaztarra ha llegado a la cúspide a nivel absoluto: el pasado fin de semana se proclamó campeón de España de Primera categoría.

"Mientras hacía los ejercicios, me noté sorprendentemente tranquilo para ser un campeonato de España, que siempre tengo más tensión, estuve bastante calmado y me alegró. Estaba a gusto con lo que estaba haciendo, disfrutándolo, y fueron sensaciones muy buenas. Lo único, al no haber público era todo más raro, era más parecido a un entrenamiento que a una competición", describe el joven del club Sakoneta. A lo largo de su trayectoria, Eneko se ha colgado múltiples medallas, ha ido subiendo los peldaños de las divisiones y de los podios con ese gen ganador, pero aun así, a esta cita llegaba sin el objetivo definido de quedar en primera posición. "Había mucho nivel y no había sido el mejor año a la hora de prepararme para esto. Yo no iba a ganar. Claro, como deportista, el objetivo del día a día es prepararte para eso, pero yo en el campeonato estaba luchando por quedarme a gusto con mi trabajo. De hecho, hasta que no terminó todo, no me enteré de cómo iba la clasificación y yo ya estaba contento. Ganar fue un plus", cuenta el gimnasta.

El leioaztarra se impuso en su modalidad a otros cinco chicos y en total, el campeonato de España de gimnasia rítmica masculina reunió a unos sesenta competidores, sobre todo, seniors. "Y el año pasado hubo más; este, con el coronavirus se han presentado menos", apunta Eneko. El dichoso covid-19 que todo lo está condicionando también obligó al joven a "extremar las precauciones" los días antes de la final. "Las dos últimas semanas fueron de mucho cuidado y de minimizar los contactos, porque igual hago yo algo mal y me contagio, pero podía ser que un compañero de clase diera positivo e inmediatamente me tuviera que confinar", admite el deportista. Por suerte, no ocurrió y pudo viajar a Valencia y triunfar sobre la pista ciega, sin ojos disfrutando de su maestría, pero con una de sus entrenadoras, Judith Torralba, al lado.

"Yo no iba a ganar, estaba luchando por quedarme a gusto con el trabajo que hacía"

Gimnasta de Sakoneta

Así es como el pequeño Eneko se ha ido haciendo grande. Aquel niño que hacía gimnasia con los aros de juguete en la guardería o con las cuerdas de las cortinas en casa está ya en Bachiller y pensando en la universidad. "Creo que iré por una ingeniería informática o algo así, pero no lo tengo decidido por completo", anuncia. Su camino seguirá siendo rítmico, eso sí. "No puedo pensar en una vida sin la gimnasia", reconoce. Está por ver qué escenarios le quedan por pisar a Eneko, aunque a nivel internacional todavía tienen que ponerse las pilas. De hecho, en los Juegos Olímpicos no hay competición masculina. "Es el único deporte en los Juegos Olímpicos que no tiene pruebas para los dos géneros. Por ejemplo, natación sincronizada tiene por parejas. Lo que pasa es que es un deporte que hasta hace muy poco ha sido solo para chicas y en gran parte del mundo sigue siendo así. España es referencia en ese sentido", señala Eneko, que siempre ha vivido "con naturalidad" el hecho de practicar esta disciplina "Si ha habido comentarios, creo que han ido desapareciendo porque se ha ido normalizando que yo hiciera gimnasia", asegura.